Foto: GEC
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Ana tiene 14 años, quiere estudiar medicina. Su mamá es enfermera, trabaja cerca de la casita que acaban de comprar, estudia virtualmente pero quiere una moto para cuando termine la pandemia. Es un barrio tranquilo y el tráfico permite moverse sin problemas, su papá tiene un negocio de aceite de oliva y ahorran para comprar unos terrenos y sembrar aceituna, su abuelito se enfermó y en el hospital  salvaron su vida.

Esta es una historia cualquiera en un país con estado de bienestar, Sumak Kawsay, buen vivir o bien común.  Una historia donde las personas tienen salud, educación, trabajo, seguridad, posibilidad de ahorro y crédito, propiedad privada, empresa.

Lamentablemente, hay muchas otras Anitas con anemia, desnutrición, sin o con muy mal Internet, el colegio es lejos y malo, el papá es informal y la mamá no tiene trabajo. La votaron cuando llegó moreteada a la cafetería donde trabajaba por propinas y daba mal aspecto. Se fue de la casa con Anita y su papá no pasa ni un sol; dejaron el juicio porque no hay plata.

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Esta es una historia cualquiera en un país que no funciona.

Estamos ad portas de escuchar un mensaje a la nación, donde todos esperamos que nos digan cómo harán para soñar un país con justicia y libertad, donde nos sintamos y comportemos como hermanos, respetando nuestras diferencias y siendo conscientes de que algunos necesitan más que otros de la eficiencia del Estado.

Los llamados grupos de especial protección, es decir, personas que por condiciones estructurales necesitan atención especial del Estado, son 13 en nuestro país, y están recogidos en el Plan Nacional de Derechos Humanos con diagnóstico y los deberes y compromisos del Estado; los más afectados por la pandemia fueron mujeres, niños, niñas y adolescentes, personas de tercera edad, privados de libertad y pueblos indígenas.

Queremos escuchar lo que se quiere hacer pero sobre todo cómo se piensa hacer.

¿Cómo garantizar seguridad y cuál será la posición frente al terrorismo y el narcotráfico?, ¿cómo generar trabajo y promover inversión privada para no ser engañados con inversión pública sin ingresos?,¿cómo garantizar libertades? ¿Y las reformas de justicia y política?

El 28 el mensaje debe estar acompañado de gestos políticos que den seguridad y tranquilidad, la conformación de una mesa directiva que garantice contrapesos, un gabinete sensato; aun así, vendrán semanas difíciles y un año electoral con un sistema con poca credibilidad en el que debemos evitar agudizar o mantener la confrontación.

Depende de cada uno y de cómo asuma su rol, de gobierno, de oposición, de ciudadanía vigilante pero colaboradora, qué historia contamos. Yo quiero ser parte de una… de esperanza.

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