estaba en Las Vegas cuando Perú clasificó. Ella lo presentía. Teníamos una tristeza encima, lo de Guerrero, a quien ella ha entrevistado y conoce bien. “Si hay justicia, tenemos que ir al Mundial porque estamos con todo en contra”, dijo la periodista. Y decidió confiar. Tenía fe en la buena disposición de los chicos, en la inteligencia y entrega, y en las ganas que el Perú tenía de alentar. Hoy, que estamos en casa, ella espera que el proceso no se abandone. Hemos empezado una carrera. Ojalá el ‘Tigre’ se quede. Mávila dice: “El Perú no se puede conformar con esto, no puede ser un hipo. Ya dimos el primer paso y lo ha reconocido el mundo entero. Hemos logrado por presión pública o lo que sea que el capitán esté en el Mundial. Quizá con Paolo en su mejor momento y con un poco más de suerte en los partidos pasábamos, pero el resultado que tuvimos es lo que somos”.

Mi papá era muy futbolero. A mí en particular no me llamaba la atención, pero me empezó a gustar con el Mundial. El que vi con mayor atención fue el de España 82, cuando estaba en el colegio. A partir de ese momento me aprendí los nombres de los jugadores. Más que por un equipo era la emoción de ver a mi país participar en un torneo importante y por la influencia de mi papá.

He sufrido esta ausencia en los mundiales. Sentía que lo del fútbol era un reflejo de lo que pasaba en nuestra sociedad. También fueron 36 años difíciles para el país. Y siento que era como: “ahí vamos”. Me daba mucha pena ver a gente talentosa, deportistas que destacaban afuera sin logros al ser incorporados a un equipo nacional. El tema de los ‘Cuatro fantásticos’ fue importante, ellos empezaron a destacar. De pronto te enterabas que un peruano jugaba afuera y que le estaba yendo muy bien, y uno decía: “¿Y en el Perú por qué no hay esa alternativa?”.

Entendía que era un tema de gerencia. Talento en el Perú nunca faltó, lo que faltó acá es organización, disciplina, responsabilidad con la federación. Trabajar con responsabilidad, no llenarse los bolsillos. La gestión de Burga fue un desastre, asociada con procesos irregulares, con negociados en la FIFA, entonces era consecuencia directa de eso. Mañana más tarde el señor Oviedo rendirá cuentas, pero creo que el tema era compromiso con la camiseta.

He vivido este proceso al comienzo con incredulidad. Te preguntas: “¿Será verdad?”. Luego empiezas a seguir al equipo, a seguir a los chicos nuevos y dices: “Se merecen un voto de confianza”. Miras los resultados y te emocionas. No solo fue importante para el fútbol, sino también para el país porque de alguna manera nos demuestra que alineados, ordenados detrás de un objetivo sin egoísmos y compartiendo la pelota podemos hacer muchas cosas. Ha sido una fiesta que ha trascendido las canchas de fútbol. Ha sido una emoción que nos ha permitido sortear esta polarización política.

El fútbol nos ayudó a resistir lo que hemos vivido. No todos los días un país cambia de presidente, a menos de dos años de haberlo elegido, fue una crisis política la que vivimos. También el escándalo Odebrecht, el tema de la inseguridad, el tema de la violencia de género. Felizmente estuvo allí el fútbol para devolvernos la esperanza de que sí podemos ser un país mejor, como en su momento lo hizo la cocina, que logró unirnos en torno a algo. Ese sentimiento de peruanidad esta vez nos lo regaló el fútbol con creces.
El fútbol ayudó a pensar mucho y a ser autocríticos también. Si podemos tomar Rusia como lo hicimos, imagínate si tomáramos Lima, Cusco, el norte y cada rincón olvidado. Si tomáramos cada caso de corrupción y lo gritáramos con esa fuerza como gritamos el himno nacional en Moscú, por ahí va. Lo veo así como un fenómeno masivo.

Hoy tenemos ídolos, al pasear por las tiendas veo que la gente se compra su polo del ‘Orejas’ Flores, de Paolo Guerrero, de André Carrillo, que fue una revelación para el gran público. Ya tenemos ídolos, en otros planos de la realidad no tenemos ídolos para seguir. Esto es necesario en un país sin liderazgo.

SABÍA QUE

¿Cuál de los futbolistas de la selección es tu favorito?
La clasificación se la debemos a Paolo Guerrero. Su actitud durante la clasificación y el haber sintonizado con lo que el profesor Gareca quería imprimirle a los chicos fue clave. Después en cancha pude apreciar al ‘Mudo’ Rodríguez, extraordinario jugador. Me ha dado mucho gusto el retorno a niveles de otros tiempos de Jefferson Farfán. El Mundial le pertenece a Carrillo. De toda la selección, él fue el hombre que se quedó con el Mundial.