notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

En realidad, era un proyecto sin norte definido ni claridad en su objetivo. Algunos de los participantes lo deben de haber visto como un intento por desarrollar asambleísmo popular. Para otros quizás era una forma de hacerse conocidos para mejorar su potencial electoral.

Incluso, habrá habido quienes estaban interesados en poder viajar de comunidad en comunidad, azuzando contra la inversión, protegidos por el manto congresal. Mientras que para la gran mayoría de beneficiados por esa planilla, esta, de seguro, era solo una manera adicional de seguir viviendo de la mamadera estatal. En todo caso, lo que está claro es que no se trataba de una labor que le correspondía cubrir al Congreso nacional.

Más aún, si cada vez que los parlamentarios descubren deficiencias en las labores que debería cumplir el Estado deciden contratar directamente funcionarios para suplantarlo, entonces podríamos terminar con un cuerpo policial paralelo financiado por el presupuesto del Parlamento con un Poder Judicial alterno, creado por iniciativa del Legislativo.

Por otro lado, cada parlamentario le cuesta al contribuyente peruano más de un millón de dólares al año y cuenta con numeroso personal para apoyarlo. Por lo que si algunos quieren facilitar la aprobación de proyectos de inversión de los gobiernos locales que estén dentro de su ámbito, tienen adecuados recursos en su despacho para ayudarlos.

Más bien, habiendo identificado las dificultades que enfrentan las municipalidades más pobres para poder ejecutar sus gastos, se debería con urgencia evaluar una legislación que facilite su labor y elimine las trabas que los están obstaculizando.

De esa forma, el Congreso sí estaría cumpliendo con su función y mandato.