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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Incluso, los nombres de candidatos para reemplazarlo salían a diario de Palacio. Solo entre sus colegas de gabinete se especuló de tres ministros que podrían ser ascendidos, mientras que el nombre de Beatriz Merino fue de nuevo circulado y de la búsqueda de votos para el Congreso emergió la sorprendente sugerencia de Castañeda. Finalmente, hubo quienes hicieron pública su disposición a 'sacrificarse' por el país en caso de ser convocados.

Por lo que todo indicaba que el 28 de julio sería un nuevo primer ministro el que acompañaría a Humala al Parlamento para que dé su recuento de lo realizado durante el primer año de su mandato.

Sin embargo, ha sido de tal intensidad la insistencia por cambiarlo por parte de los exaliados del Gobierno, especialmente de los más extremistas con quienes están ahora enfrentados, que el hacerles caso sería percibido como una victoria, entre otros de Santos, y como una derrota del mandatario.

Por ello, parece que aún tendremos a Valdés por un buen rato. Sería nefasto que el gobierno dé muestras de debilidad en estos momentos o que dé las señales equivocadas a los radicales que podrían interpretar el cambio de premier como confirmación de que Humala puede ser obligado a dejar su moderación y realizar un giro dramático.

Por otro lado, esto no debe de ser una excusa para no actuar en un gabinete que tiene que ser oxigenado. Sectores como Salud y Educación, que son fundamentales para mejorar la relación con la población, no pueden seguir paralizados por falta de claridad o de capacidad de quienes están a cargo.

En todo caso, es paradójico que la principal fortaleza del premier sea la desesperación de sus enemigos por sacarlo.