Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com
Así tenemos que las únicas personas que en su momento habrían logrado ingresar a ese petit comité matrimonial no duran mucho en la posición. Salomón Lerner estuvo cuatro meses como confidente, mientras Óscar Valdés, luego de solo 75 días como premier, parece que ya está en observación. Es evidente que la pareja presidencial se aburre del menage a trois rápidamente.
Lamentablemente, es frecuente que cuando alguien llega al poder se vuelva impaciente, desconfiado y, eventualmente, termine aislado. Pero en el caso del actual mandatario, al haber empezado con un círculo tan pequeño y cerrado, daría la impresión de que el proceso se habría acelerado.
De cualquier manera, es realmente inusitado que, no habiendo siquiera cumplido el primer año de su mandato, ya estén pensando en el tercer 'premierato'. A ese paso van a descubrir temprano que no crecen en los árboles los primeros ministros que puedan hacer un trabajo adecuado.
Más aun, harían bien en preguntarle a Toledo, quien en las diversas ocasiones en las que tuvo que nombrar a un premier le ofreció a todo el mundo el cargo. Sin embargo, fueron contados los que estuvieron dispuestos a contemplarlo. Esa situación podría ser peor en el actual caso, ya que al cambiar con frecuencia el gabinete se harán fama de maltrato con lo cual encontrarán que cada vez serán más escasos los buenos candidatos.
En realidad, lo que el país necesita es un par de años de continuidad, desde la promoción de la inversión hasta la reestructuración de los programas sociales, son todas tareas que requieren de un horizonte de estabilidad para que puedan empezar a dar resultados. El hacer cambios continuamente en un aparato estatal tan ineficiente y sin institucionalidad es altamente perjudicial.
Por otro lado, hay que tener cuidado y no creerse la historia de que estamos blindados. Capaz en un Madrid en crisis podemos parecer el milagro peruano, pero crecer al 5% –lo proyectado para los próximos años– es lo mínimo necesario, cualquier problema o retraso y cae el crecimiento, con lo cual terminaríamos sintiéndonos 'recesados'.
Por ello, la pareja presidencial debería más bien abocarse a promover la inversión para tratar de incrementar el crecimiento en lugar de ponerlo en riesgo generando inestabilidad al desechar 'premieratos' como quien se cambia de zapatos.