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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Ahora, con la inminente desaparición de 'Artemio', es probable que en el Huallaga se dispersen las huestes senderistas. Así que sería el momento adecuado para que los institutos armados se reivindiquen ante la población por los últimos 15 años de relativa complacencia y, finalmente, terminen su tarea.

En realidad, sería criminal que ahora que están en retirada se les deje reagruparse para que vuelvan a convertirse en una amenaza. Por ello, deberían de actuar con sentido de urgencia para tratar de capturar al mayor número posible de terroristas, para lo cual requerirían iniciar una ofensiva de inmediato.

Esto último es fundamental, especialmente considerando la cantidad de coincidencias que se dan en esa zona entre Sendero, los cocaleros y el narcotráfico. Por lo cual, el riesgo de que se recuperen los terroristas, gracias al apoyo que reciban en la localidad, es bien alto. Incluso, la gente de 'Artemio' tuvo en algún momento vínculos con políticos locales como Elsa Malpartida y Nancy Obregón, por lo que no se puede esperar que en esa región apoyen con mucho entusiasmo. Todo lo cual lleva a la necesidad que sea, desde el Gobierno Central, que se dé la máxima prioridad a lograr un esfuerzo real para tratar de que de una vez por todas Sendero sea eliminado.

Por otro lado, en lo que respecta al VRAE donde el grupo de 'Alipio' sigue operando, es poco lo que se ha avanzado. Los militares –la mayoría de los cuales son reclutas novatos– están atrincherados, mejor dicho, sitiados en sus bases recibiendo el ocasional ataque. Mientras, Sendero se mueve libremente como Pedro por su casa en una zona de creciente importancia para el narcotráfico.

En este caso, la única forma de revertir la situación es que el Ejército asuma su responsabilidad trasladando a ese frente a comandos antisubversivos experimentados, quienes podrían retornar al monte a combatir al terrorismo en lugar de hacer recreaciones del asalto a la embajada de Japón para beneficio de políticos y dignatarios.

Capaz en ese momento, los generales sentirán suficiente confianza para poder darle una fecha a Humala comprometiéndose a tomar el control del VRAE, como este le ofreció al electorado cuando era candidato.