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Redacción PERÚ21

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Fernando Maestre,Opina.21fmaestre@peru21.com

La idea suicida, en muchos, es transitoria; en aquellos que se sienten despechados, suele ser la idea central. Cuando recibe la noticia: "Mejor sigamos como amigos", se genera en él una erupción violenta de odio que, al no poder recaer en quien lo deja, se vuelve sobre él y ahí empieza a crecer el mandato "mátate". Se podría decir que la idea de quedarse solo se organiza alrededor de un vacío que no le permite reflexionar ni organizar su vida sin pareja y, peor aún, sin la capacidad de ver que la vida bien vale la pena seguirla. Al no haber idea alternativa, la tendencia destructiva crece hasta reducirse al monotema: "Mátate ya", sin que haya un segundo pensamiento ni el espacio reflexivo mínimo que le haga renunciar a este impulso. La soledad interna, rodeada de gente, es peor que estar sin gente sobreviviendo con un recuerdo. Quien se mata por amor está lleno de vacío, de violencia y sin amor. Por ello, no tiene más remedio que desaparecer.