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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Así tenemos que se volvieron ambientalistas de la noche a la mañana quienes antes propugnaban imponer con el fusil regímenes como el soviético, el albanés o el chino, que fueron los más contaminantes de la historia de la humanidad y para quienes el medio ambiente no era más que un lujo de burgueses al cual no había que hacerle caso.

Estas cosechas de sandías –rojos por dentro y verdes por fuera– se multiplicaron rápidamente al punto que, en un momento determinado, los extremistas políticos desaparecieron y todos los que protestaban parecían ser solo ecologistas. Incluso, las marchas en contra de Conga son el ejemplo más claro. En ellas encontrábamos de líderes a un emerretista, a uno de Patria Roja y a un excura renegado. Hace dos décadas, una reunión de esos tres hubiera sido una intensa discusión sobre la conveniencia de la lucha armada. Ahora nos quieren hacer creer que la vida y el agua eran los temas sobre los que se preocupaban.

Sin embargo, siguiendo la histórica tradición de la izquierda peruana, los grupos antimineros ya se han dividido al haberse desnudado la ambición política de quienes los estaban liderando. Tanto Gregorio Santos como Marco Arana y Wilfredo Saavedra se creen presidenciables, así que ya se están serruchando el piso y cada uno sueña con liderar a la izquierda en el 2016 en un frente unificado.

Incluso, Santos está coqueteando nuevamente con el gobierno de Humala, y sus condiciones para conversar –principalmente un cambio en el premierato– no tienen relación alguna con Conga o las lagunas. Es como si esos temas ya hubieran sido solucionados. Lo que confirma que, para ellos, nunca fueron realmente importantes y han sido completamente olvidados.

Así que, ahora, lo que consideraban que era el bien del ciudadano o el supuesto interés por el habitante de Cajamarca ha quedado totalmente relegado para los que estaban protestando frente al posicionamiento político electorero de quienes los estaban liderando.

Más aún, todo esto ocurre a pocos días de la presentación del informe del peritaje que debería ser determinante para el futuro del proyecto minero, pero a quienes eran los principales participantes ya no parece importarles. Al final de cuentas, lograron el protagonismo político que estaban buscando, así que la sandía se ha rajado al no requerir más de la cáscara para seguir disfrazados.