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Redacción PERÚ21

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Guido Lombardi,Opina.21glombardi@peru21.com

En el primer caso, según los especialistas, no hay mucho que celebrar; en el segundo, aunque algo se ha logrado con la aprobación de la Ley de Consulta y su reglamento, las heridas continúan abiertas y los responsables sin castigo.

Hay quienes creemos que, a pesar de todo, hay que mirar hacia adelante, pero no se le puede pedir eso a Felipe Bazán, padre del mayor PNP del mismo nombre desaparecido entonces, mientras no reciba una explicación de lo ocurrido con su hijo, al que sigue buscando con admirable entereza. Tampoco se les puede pedir serenidad y paciencia a los indígenas amazónicos, a los que algunos siguen mirando como si estuvieran condenados a desaparecer por no tener otra salida, cuando ellos constatan que siguen vigentes las concesiones mineras de la Cordillera del Cóndor y se desarrollan megaproyectos como las hidroeléctricas de Inambari y Pakitzapango.

El premier Valdés ha dicho que el Gobierno prioriza el diálogo, y ha puesto como ejemplo las cuatro o cinco delegaciones que recibe diariamente para controlar los 170 conflictos activos que hay en este momento, 70 de los cuales, según sus palabras, están en ebullición. Quizá el problema reside en que el diálogo es condición necesaria pero no suficiente. Mientras el diálogo no sea una herramienta para construir confianza y, a partir de ella, lograr acuerdos y tomar decisiones, servirá de poco.

Si queremos un futuro en el que podamos vivir en un entorno sano, con vínculos estrechos con la naturaleza, participando en una diversidad de relaciones sociales, en el que cada niño pueda ejercer sus derechos y desarrollar sus capacidades, como ha pedido la directora general de la Unesco ayer, hay que tomar decisiones hoy.