Huelgas, una prueba más de fuego en la que la ausencia de muñeca política por parte del Ejecutivo corre el riesgo de pasarle una alta factura. De acuerdo con la ministra Marilú Martens, le es muy difícil entender cuáles son las demandas puntuales de los maestros. "No hay claridad en lo que quieren", asegura. Y es la llamada a resolverlo.
La tarea, sin duda, es complicada. Tener que lidiar con un sindicato en el que el objetivo político pesa más que el gremial, que de manera excepcional aparece divido con demandas y dirigencias regionales cada una con agendas propias, con evidencias, desde hace muchos años, de infiltración senderista, vía Movadef. Se ha hecho una costumbre durante las protestas en varios puntos del país la toma de aeropuertos, toma de carreteras o romper los rieles del tren en el sur.
Todo esto, sin embargo, no es de ahora, es lo que todo político sabe que tendrá que afrontar, aunque para algunos pareciera ser un descubrimiento.En el 66, un debate municipal enfrentó a dos grandes figuras: en un lado el "político" Luis Bedoya Reyes y al frente el "técnico" Jorge Grieve. La frase lapidaria de Bedoya, quien finalmente ganó, frente a los señalamientos de falta de planes fue: "A los técnicos se los alquila", que en estos tiempos sería, se los contrata.
Gobernar es hacer política. Hoy, los técnicos están al frente y sin reflejos. Por momentos pareciera, incluso, sin siquiera intentar descifrar la complejidad de la gestión política.
A diferencia de los 66, hoy desde la academia existen también los especialistas en negociación política para asesorar y apoyar, hay que convocarlos. Aprovechar las experiencias de otros cuadros. O rompen la cápsula o nos hundimos y, lo peor de todo, sin siquiera, desde el Eje