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Redacción PERÚ21

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Alfredo Ferrero, Al.Mercadoaferrero@peru21.com

La revocatoria es un recurso válido y constitucional, no tiene que estar fundamentada, no tiene requisitos, es un medio de control ciudadano donde lo subjetivo suele pesar más que lo objetivo. Independientemente de las simpatías políticas o ideológicas, una revocatoria de la alcaldesa, lejos de beneficiar, perjudicaría a Lima. Tal vez, la iniciativa sirva para que la alcaldesa priorice los aspectos medulares de su gestión y sea más efectiva en la ejecución de obras visibles. La revocatoria suele estar más asociada al incumplimiento de los planes de gobierno y no tanto a actos de corrupción; sin embargo, si se tratara de este último caso, la revocatoria estaría sustentada. Lima pierde menos con una revocatoria que con actos de corrupción. La alcaldesa tiene un 77% de desaprobación y, si la sacan, quedaría menos de un año de gestión. La lección es que hay que aprender a elegir, no se ha priorizado lo que los limeños creen urgente (infraestructura vial, tráfico, seguridad ciudadana). Villarán fue elegida y debe concluir su mandato, salvo actos de corrupción probados, que no es el caso.