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Redacción PERÚ21

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Enrique Castillo,Opina.21ecastillo@peru21.com

La crisis generada por la denominada "operación impecable", no ha sido superada con la renuncia de los ministros del Interior y de Defensa. Por el contrario, son varios los flancos que se mantienen abiertos o se han abierto. Los reemplazos no solo no han cubierto las expectativas, sino que han generado nuevos y delicados cuestionamientos, que ponen en entredicho su idoneidad, así como la coherencia y compromiso del jefe de Estado con sus propios pronunciamientos.

Lo sucedido después del secuestro en La Convención ha cambiado la idea que los peruanos tenían sobre la presencia de Sendero Luminoso en el país. Hoy se plantea que la lucha contra el narcoterrorismo debe ser la primera prioridad del Gobierno, después que durante mucho tiempo se hablaba solo de un esfuerzo adicional para acabar con los "remanentes" de SL.

Pero no solo eso. La confianza en la preparación y el trabajo que desarrollan las Fuerzas Armadas en su lucha contra SL se ha deteriorado mucho, al extremo que casi el 70% de la población dice que SL le está ganado la guerra al Gobierno, y el 46% dice que no se puede acabar la guerra contra el narcoterrorismo por la corrupción que impera en las FF.AA. Si a esto le agregamos que algunos especialistas señalan que SL no solo no ha muerto sino que está vivo y actuando, entonces podríamos empezar a vivir una situación extremadamente delicada.

La responsabilidad del Presidente y del Gobierno es muy grande y tienen que asumirla con profesionalismo y responsabilidad. No es hora de encerrarse en sí mismo y creer que solos podrán hacerlo. Si esto crece, la confianza de todos los agentes se deteriorará y la inversión disminuirá considerablemente. Eso ya lo vivimos y no queremos que se repita.