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Redacción PERÚ21

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Roberto Lerner,Espacio de crianza

¿Leer textos en voz alta a nuestros hijos? Es una buena idea. Supone un conjunto de cosas positivas: interacción afectiva, modular palabras con emoción, actuar sentimientos y dar vida a un discurso a través del contacto entre adulto y niño. Sin embargo, la pregunta central es ¿dentro de qué contexto? Una lectura en voz alta no hace daño, pero si sólo se está poniendo en práctica una moda, tiene poco sentido.

¿Qué significan los libros para nosotros? ¿Instrumentos para gozar, aprender, crecer, explorar e ir más allá de nuestra experiencia? Entonces, compartirlos con nuestros hijos desde el primer momento tendrá enorme valor. Si comentamos con los chicos lo que leemos, vemos y vivimos, leerles en voz alta será útil. Si no, la lectura en voz alta será un buen ejercicio y nada más.

Existen tres tipos de lectores: los que leen con el fin de crecer espiritualmente, tener experiencias estéticas y complementar sus vivencias; los que leen para informarse, capacitarse y divertirse; y los que usan la lectura mínimamente para resolver problemas prácticos: llenar un formulario o seguir las instrucciones de un letrero.

Si un chico se desarrolla en un hogar conformado por adultos que usan libros o revistas para aprender, gozar y crecer espiritualmente, es probable que ellos también se conviertan en lectores. Si los padres convierten los libros en objetos interesantes que los vinculan con sus hijos a través de la dramatización, contar cuentos antes de dormir, narrar historias o inventarlas, la lectura será algo más que un aprendizaje.