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La perversión de los detalles
Un envase muy bien presentado. Se trata de vitaminas, de esas que contienen todo lo que el organismo de un niño en pleno desarrollo requiere, sobre todo en tiempos llenos de retos, pruebas, exigencias y futuros competitivos. Ya estamos acostumbrados a que los empaques de los productos que adquirimos, especialmente si van a ingresar en nuestro cuerpo, deben especificar, con mucho detalle, sus ingredientes.
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Fecha Actualización
Roberto Lerner,Espacio de crianzahttp://espaciodecrianza.educared.pe
Y si se supone que tendrán un efecto terapéutico, deben estar acompañados de interminables listas de efectos secundarios y advertencias. Somos, todos, consumidores y pacientes informados para poder decidir libremente. Y quienes recetan y venden nuestros remedios se protegen de nuestras potenciales quejas.
Pero en este caso, el del complejo vitamínico, hay algo que me sorprende. Podemos leer el detalle de todo lo que las vitaminas… no contienen. Me recuerda esa clasificación de animales china que refiere Borges, cuya última categoría era… "todos los animales que no figuran en esta lista".
Y así, con paso seguro, con el pretexto de informarnos para ayudar nuestras tomas de decisiones ante más y más alternativas, más y más recetas, nos abruman con detalles, supuestas precisiones, pistas y señales, que lo único que hacen es confundir, introducir un marcado sentimiento de impotencia, desamparo, parálisis y, en última instancia, de incapacidad frente a la crianza de nuestros hijos y la definición de su bienestar.
Es una verdadera perversión de los detalles que, en lugar de desvelar, revelar y velar, esconden detrás de una pretendida solidez científica y transparencia empresarial la incapacidad de orientar de manera razonable al público.
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