Sin embargo, para corregir esa situación lo que debería de ser un ejercicio claro de recordarle a la población acerca del daño y dolor que los terroristas causaron –hoy publicamos un recuento de los hechos más sangrientos ocurridos durante esos años– termina entrampado en la ofuscación que genera, en ambos bandos, la sola mención del informe de la CVR. Más aún, ante su eventual utilización como la historia oficial como propuso la ministra de Educación. Al final, da la impresión que para los más apasionados participantes en el debate fuera la CVR y no Sendero el motivo central de su preocupación.