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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

No se trata de un 'palomilla' ni de un 'pirañita' que robaba al paso, sino del líder de una peligrosa banda de fanáticos quienes, a sangre fría, mataron.

Más aún, el que su hermano sea hoy el presidente no varía en lo absoluto la gravedad de los hechos ni de los delitos que se cometieron, menos aún reduce el dolor de los deudos. Por lo tanto, el tratamiento especial que se le está otorgando no se justifica, y él tiene que cumplir toda su sentencia en prisión.

Por otro lado, las declaraciones del jefe del INPE no hacen sino aumentar las sospechas de que hay gato encerrado. Para empezar, es poco creíble que justamente en Año Nuevo y en Navidad se haya sentido mal. Asimismo, ha sido inusitada la celeridad con la que se le sacó del penal, totalmente lo opuesto a la lentitud causante de la muerte, en los mismos días, de una reclusa 'común' que esperó horas por una movilidad.

Luego, parece extraño que en el trayecto se perdiera de pronto la urgencia en internarlo, ya que tomó 8 horas el viaje de 40 kilómetros al hospital. Mientras que, al llegar, se dieron con la sorpresa de que, siendo feriado, debían esperar dos días para que los exámenes se realizaran.

Finalmente, está la visita de un parlamentario que lo encontró sano y bien acompañado, evidentemente disfrutando de los 'agudos dolores' que, sin duda, figurarán en el certificado médico que en el INPE, a estas horas, se debe estar redactando.

Al final, el gran perjudicado de esta iniciativa de un funcionario buscando congraciarse y aferrarse al cargo será el propio mandatario, ya que la opinión pública, sin duda, asumirá que él es quien está detrás de que el criminal de su hermano sea tratado como un privilegiado.