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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Ahora nos llega el puntillazo. Si bien no sabemos cuál es el proyecto que se promulgará, lo que es un hecho es que, a más tardar, el próximo año los 170 mil trabajadores CAS se van a integrar a la planilla estatal.

Así tenemos que, dejando de lado a municipalidades y entidades, dos tercios de ellos trabajan para el Gobierno Nacional (regional y central), que ya tiene a 780 mil en su planilla oficial, de los cuales el 85% son maestros, policías, enfermeras, médicos y personal militar. Por lo que los administrativos –los burócratas limpios y puros– suman unos 120 mil, número que se va a doblar con los CAS. Es decir, se está duplicando la burocracia estatal.

Incluso, a la luz de la experiencia de los centros CLAS –cuando se dio estabilidad a contratados, la productividad cayó a la mitad–, es muy probable que la atención al ciudadano se deteriore.

Por otro lado, nuestra población está desperdiciada en el mundo real ya que solo poco más de un tercio de peruanos tiene empleo formal. El resto solo tiene precariedad. Más aún, de cada 10 trabajadores, seis están en la informalidad y, de los cuatro restantes, uno trabaja para el sector estatal. Es la más absurda subutilización de una fuerza laboral.

Sin embargo, con esta medida, la informalidad –causada por la carga tributaria y por un exceso de burocracia– solo puede aumentar. Ello debido a que ambos males se van a agravar y los impuestos no van a bajar porque la planilla pública nos costara más, mientras que los flamantes burócratas querrán justificar su existencia inventando algún trámite adicional. Gracias a la demagogia, en lugar de avanzar y reformar al Estado, estamos como el cangrejo: dando pasos hacia atrás.