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Redacción PERÚ21

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Fernando Maestre,Opina.21fmaestre@peru21.com

En mi vida profesional he visto cómo muchos buscan una pareja que los llene totalmente, ya sea en el amor, en lo sexual, en lo intelectual, en lo artístico o en las aspiraciones políticas. Ellos creen que la media naranja existe y que, solo cuando hay una conexión perfecta, las cosas duran toda la vida. Este ensueño no se sostiene. Las parejas que juegan a parecerse solo logran una temporada de mímica; al final, aparece el verdadero 'yo', el que tira al suelo la ilusión de que uno es el clon del otro. La vida en pareja nos enseña que el par perfecto es una fantasía. No hay dos seres humanos idénticos en aspiraciones y deseos, más aún cuando se trata de un hombre y una mujer, pues la diferencia entre ambos es abismal tanto en el tamaño del cerebro como en la sexualidad y en el baño hormonal. Es necesario que existan diferencias pues estas –cuando son respetadas– hacen que ambos crezcan juntos y por separado. Si tenemos una pareja idéntica, puede surgir rápidamente el aburrimiento. Estos vínculos terminan con la frase: "Se acabó porque me aburrí". Por ello: "Viva la diferencia".