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Redacción PERÚ21

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Santiago Pedraglio,Opina.21spedraglio@peru21.com

El símbolo de esta falta de iniciativa, de la parálisis y confusión de la acción policial-militar es el dramático caso de los dos jóvenes policías abandonados en la zona del enfrentamiento, los suboficiales Luis Astuquillca, quien pudo llegar a Kiteni acompañado por lugareños, y César Vilca, encontrado cadáver por su padre, al que guiaron dos coterráneos machiguengas.

Luego del secuestro, las fuerzas del orden resultaron bloqueadas, paralizadas y hasta sorprendidas por los ataques. Hoy por hoy existe un reconocimiento explícito de que no tienen el control de determinadas zonas –no se sabe cuán grandes– de la región.

¿A qué se debe este hecho? A cuatro factores principales: no se sabe contra quién se está combatiendo; el narcotráfico ha crecido y se ha multiplicado; hay descoordinación entre militares y policías; y existen dificultades para conquistar la confianza de la población.

El narcotráfico es la 'gasolina' que incendia la pradera del VRAE y sus alrededores, y el Estado aún no está preparado para combatirlo porque sigue considerando que lo que ocurre en esa zona es una mera continuidad de lo que se vivió allí durante las décadas de 1980 y 1990.

Retomar la iniciativa equivale a diseñar un plan efectivo para pelear por restablecer la autoridad del Estado dentro y fuera del VRAE.

Es imprescindible, pues, retomar la iniciativa para luchar no solo contra la banda armada de los hermanos Quispe Palomino; y no solo con el apoyo de las fuerzas militares y policiales, sino también con la Inteligencia, la Sunat y los gobiernos locales y regionales.

La clave es conseguir el apoyo de la población, además de garantizar el eficiente control de carreteras, puertos y caletas, para que no pasen toneladas de cocaína por delante de las narices de las autoridades.