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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

Ignoro cómo perciben el mundo los hombres al mando de la Iglesia Católica Romana, pero presumo que las ataduras a sus dogmas le dejan poco margen de libertad para imaginar respuestas creativas. Toda creencia cerrada –y un dogma lo es– tiene parámetros asfixiantes y no creo que haya sido una buena idea exponerse al Twitter.

El mundo ha cambiado, la reverencia hacia la Iglesia no es la de otrora y se arriesgan a ser bombardeados por preguntas que nunca podrán responder o cuya respuesta podría causar hilaridad cuando no burla. No es falta de respeto, simplemente se trata de generaciones que ingresaron a la variopinta realidad actual con códigos que poco o nada tiene que ver con los que maneja la Iglesia. Sé que esa institución salió bien librada de no pocas coyunturas históricas que le eran desfavorables pero aun en esas situaciones prevalecía –en el nivel popular– un sentimiento de religiosidad que, en Europa al menos, ha disminuido escandalosamente. No veo que la Iglesia Católica oficial asuma una postura contestataria ante la crisis, como supongo habría exigido Jesús, y esa tibieza le resta los apoyos que podrían obtener de los sectores que han sido ganados por la cultura de las redes sociales. Presumo que incluir el Twitter forma parte de una estrategia –poco imaginativa– para recuperar el terreno perdido. Teniendo en cuenta las primeras respuestas recibidas, se exponen a hacer públicos insultos y requerimientos a los que no podrán responder.