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Pañales a los 40

Se habla mucho de todas las experiencias que han ido situándose cada vez más temprano en el ciclo vital. Algunas, no siempre con razón, nos satisfacen: aprender, manejar tecnología, por ejemplo. Otras, también, no siempre con razón, nos asustan: el ingreso en la sexualidad, consumo de licor, por ejemplo. En ambos casos hay bueno, malo y feo, pero quemar etapas y niños apurados son hechos de la modernidad.

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Roberto Lerner,Opina.21http://espaciodecrianza.educared.pe

Se habla mucho de todas las experiencias que han ido situándose cada vez más temprano en el ciclo vital. Algunas, no siempre con razón, nos satisfacen: aprender, manejar tecnología, por ejemplo. Otras, también, no siempre con razón, nos asustan: el ingreso en la sexualidad, consumo de licor, por ejemplo. En ambos casos hay bueno, malo y feo, pero quemar etapas y niños apurados son hechos de la modernidad.

Sin embargo, también hay pies que se arrastran e inicios cada vez más tardíos que generan menos reflexión o, en todo caso, menos atención mediática. El matrimonio y la crianza de hijos, por ejemplo. No siempre son hitos ligados automáticamente. Eso es nuevo. Una larga convivencia sin hijos es usual. También lo es parentalidad fuera de convivencia.

Cualquiera sea el caso, cada vez hay más personas que se convierten en padres al mismo tiempo que rondan la mediana edad. En otras palabras amarran dos momentos críticos, por lo menos complejos, en uno. Y no es sencillo.

Administrar los inicios de una vida supone poder estar atento, muy atento, a las necesidades de un ser dependiente de manera extrema. Justo cuando se redefinen compromisos, se hacen balances, se deja de lado vocaciones, se ensaya contrarrestar en el cuerpo los avances del envejecimiento. En otras palabras, cuando nos estamos mirando el ombligo en una segunda adolescencia, debemos poder, al mismo tiempo, concentrarnos en las demandas, impostergables y urgentes, de un nuevo ser, sus deseos intensos, fantasías y sueños.

¡Nada fácil manejar pañales a los 40!