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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Sin duda, el paréntesis del día a día les permite reflexionar cómo gracias a la fortaleza de nuestra economía nuestra actual situación es auspiciosa en cualquier comparación.

Así tenemos que en la última cumbre de Apec, tanto el mandatario como el canciller han estado proclamando por todo lo alto que nuestro país 'está madurando', que se está 'consolidando como mediano' y 'que es un país en ascenso'. Comentarios que esperamos sean una señal de que finalmente este gobierno va a profundizar las reformas que han propiciado durante los últimos veinte años la creación de un mercado y de un ambiente para la inversión que son tan dinámicos.

Más aún, la distancia de los problemas diarios los debería llevar a despertar a la realidad de lo que se está desperdiciando por no estar actuando. Nuestro país podría tranquilamente posicionarse en una velocidad crucero de no menos del 7%, aun en el contexto de la crisis internacional, si se fomenta una continua formalización del empleo, se aceleran las concesiones en infraestructura y se destraban los proyectos –especialmente mineros y energéticos– que están paralizados en el laberinto del Estado. En realidad, no se requiere más de eso para lograr un alto nivel de crecimiento.

Por otro lado, si el gobierno sigue mostrando temor en Conga, o si en el VRAEM no actúa con decisión, las inversiones se contraerán y estaremos entonces ante un horizonte mediocre. Por ello, Humala debería hacer el cálculo de la diferencia en el nivel de pobreza que existirá al final de su mandato entre haber crecido 7% en lugar de 4 o 5% durante 5 años. Serían 4 millones de pobres los beneficiados. En todo caso, si se desacelera el crecimiento el Perú dejará de estar en ascenso.