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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

En una semana en la cual los intentos por mejorar la imagen del Gobierno no parecen haberle dado resultados, tendremos que esperar la siguiente encuesta para saber si la decisión de viajar y no cancelarla –luego del ataque al helicóptero de la Policía y de los 36 trabajadores secuestrados– será bien recibida por los peruanos.

De cualquier manera, nuestra preocupación no es la popularidad del mandatario sino el riesgo de que el terrorismo en nuestro país se este 'colombianizando'. Para empezar, a esta altura del partido ya nadie duda de la participación de los remanentes de Sendero en el tráfico de drogas. Tanto en el caso de 'Artemio' en el Huallaga como en el de José y hermanos en el VRAE, las pruebas de lavado de activos en montos millonarios han confirmado que ese movimiento terrorista se ha convertido en una firma más del narcotráfico.

Adicionalmente, usan a sus huestes para que realicen otros trabajos 'revolucionarios', como son el secuestro de trabajadores, la extorsión a empresarios y el asesinato. Las similitudes con las FARC son evidentes, las cuales, dicho sea de paso, pese a todos los éxitos del Gobierno colombiano, siguen operando.

Ello a pesar de que los militares colombianos están mejor equipados. Solamente en helicópteros de guerra, tienen 270, y en el Perú no pasamos de 30. Por eso es que mandan a valientes oficiales a operativos en naves sin blindaje. Les disparan como si fuera tiro al blanco.

Por otro lado, Sendero estaba en retirada hace 15 años y se le perdonó la vida dejando que se reagrupara. Así que las Fuerzas Armadas tienen la obligación moral de corregir esa equivocación liquidándolos. No tiene ningún sentido permitir que se desarrollen como las FARC para que nos tome años de sangre, sudor y lágrimas el poder derrotarlos.