Ollanta, Antauro y Semana Santa

Carmen González,Opina.21c.gonzalez@ceprovi.org

A Antauro se le crucifica por su indisciplina: el 'Agente 007' Iberico descubrió qué 'hembrita' lo visitó en hospital, que habla por celular agarrado a una cintura y que fuma un troncho de la droga para la que Vargas Llosa pide legalización. Pero cuando Fujimori recibe 500 visitas –incluida la de su enfermera de cabecera y el show de Los Iracundos–, todos mudos y con la vista gorda. Lo inconsciente es que no se procesa que Ollanta Humala ganó elecciones. Los perdedores necesitan domar al victorioso. El pretexto hoy: 'moralizar al país' a partir de Antauro.

Un hermano tiene dos dimensiones: externa e interna. El hermano externo está ahora en la peor cárcel. Al interno se le lleva en el alma; ocupa un espacio grande en el corazón de Ollanta: es la niñez compartida, es quien lo admiraba como líder y su socio en Locumba, es el más entrañable de sus hermanos. La experiencia clínica dice que cuando se obliga a golpear sin piedad a quien es parte de uno mismo, a la larga, se acaba odiando a los instigadores y sintiendo mucha culpa; más cuando los excesos alcanzan a sus ancianos padres. Muy grave el andahuaylazo, no la indisciplina. ¿Y la resurrección y los nuevos feligreses?