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Redacción PERÚ21

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Jaime Bayly,La columna de Baylyhttps://goo.gl/jeHNR

Julián sabe que Silvana amó a una mujer antes de conocerlo. No por eso piensa que es lesbiana. Ha amado a una mujer, ha amado a un hombre, ahora y de momento me ama a mí, suerte la mía, se dice. Pero sabe perfectamente que Silvana puede enamorarse de otro hombre o de una mujer, es solo cuestión de tiempo. Y si llega ese momento y Julián está todavía vivo (lo que le parece improbable: por lo segundo, no por lo primero), quiere actuar de un modo noble y protector con ella y nunca darle la espalda ni serle desleal como amigo.

Silvana sabe que Julián ha amado a más de un hombre antes de conocerla. No por eso Silvana piensa que es gay. Ella sabe que su esposo tiene una pronunciada sensibilidad gay, pero no lo ve como un hombre que tiene la extraña capacidad de enamorarse de una mujer y un hombre. Julián ha estado enamorado de una mujer y un hombre al mismo tiempo, con diferentes grados o matices de intensidad. Fue un trance parecido a la angustia. Se alejó del hombre y se comprometió con la mujer. Años más tarde, volvió a enamorarse de otro hombre y pudo ser feliz con él. Pero las cartas del azar estaban marcadas y cuando conoció a Silvana supo que debía entregarse a la corriente de ese río caudaloso, aun si esa corriente lo alejaba de su novio, como ocurrió.

Desde que Julián se enamoró de Silvana, y de eso hacen ya unos años, no ha tenido la necesidad de estar con un hombre. Ha sido feliz con ella. Ha encontrado una forma de amor y complicidad que no había vivido antes. Ha sido muy feliz sexualmente con ella. Han compartido secretos, confidencias, fantasías. Han hecho toda clase de tríos imaginarios. Ella ha sido mujer y hombre con él y él se ha permitido ser hombre y mujer con ella y eso los ha acercado y les ha permitido caminar en la luna, como ellos llaman a esos raros momentos mágicos de absoluto entendimiento corporal y espiritual.

Por eso viajan juntos, porque se aman y ninguno quiere alejarse del otro. Julián sabe que Silvana eventualmente tendrá intimidad con otros cuerpos. Lo acepta con serenidad. Quisiera estar informado de eso, aunque sabe que ella decidirá ante sí misma si quiere contarle o no sus inciertas aventuras con otras personas, y, aun a riesgo de salir lastimado, cree que le gustaría mirar todo aquello, el encuentro imaginario entre Silvana y una mujer o entre Silvana y un hombre. Así se lo ha dicho a su esposa y ella lo sabe y se han prometido que cuando el azar se entrometa entre ellos y los turbe con un cuerpo inquietante, apetecible, ambos compartirán el secreto y no permitirán que esa aventura sea una cosa clandestina y culposa, una traición que acabe por distanciarlos. Silvana, por su parte, sabe que Julián mantiene viva la fantasía de estar con otro cuerpo y no intenta reprimir esa curiosidad, al contrario se divierte estimulando el apetito erótico de su esposo.

Todo está bien en teoría. Todo está bien hasta que viajan a Bogotá. Todo está bien hasta que Silvana insiste en que Julián conozca a un actor que es amigo de ella. Se llama Santiago. Julián no sabe nada de él. Silvana le dice que es un actor famoso. Julián supone que su esposa está exagerando levemente. Pero no, no exagera, Santiago es actor y es famoso, o es famoso en el mundo de los actores, un mundo que Julián no conoce ni tiene intenciones de conocer.

Julián, Silvana y Santiago salen a comer a juntos porque así lo ha dispuesto ella. Julián piensa que Santiago es muy atractivo. Es rápido y afilado, habla de un modo apasionado, tiene un gran sentido del humor. Silvana y Julián lo escuchan con atención, ríen con él. Es una noche feliz. En el hotel, Julián le dice a su esposa que ha sentido una cierta atracción a Santiago. Ella lo sabe, lo ha notado. Esa noche Julián despierta sobresaltado. Ha tenido un sueño erótico con Silvana y Santiago. Le da vergüenza, pero se lo cuenta a Silvana, y ella, como siempre, toma las cosas con calma y sentido del humor.

Desde que Julián terminó con su novio, no había sentido deseos de estar con un hombre. Ha vuelto a sentirlo con Santiago y no sabe qué hacer. Por lo pronto es leal a Silvana y se lo cuenta. Ella no ve con simpatía la posibilidad de hacer un trío con Santiago y además cree, y se lo dice a su esposo, que a Santiago no le gustan sexualmente los hombres y es demasiado guapo y famoso como para considerar las posibilidades eróticas de Julián, que tiene evidentes problemas de sobrepeso y está a punto de cumplir cincuenta años. No se lo dice así, se lo dice con palabras más delicadas, pero Julián entiende bien: eres demasiado viejo y gordo como para que Santiago se fije en ti.

No por eso, sin embargo, Julián deja de pensar en Santiago. Le angustia sentir que necesita verlo de nuevo, aunque solo sea para conversar y reír juntos. No había sentido esa magia con un hombre hacía tiempo y tiene la ilusión de reanudarla o encenderla de nuevo. Por eso decide escribirle un correo a Santiago.

Julián le dice que tiene ganas de verlo. Santiago responde con amabilidad. Entusiasmado, Julián propone un encuentro en Cartagena. En tono cortés, Santiago se disculpa, dice que eso no va a ser posible, explica que está en Buenos Aires y de momento no piensa volver a Colombia porque tiene que atender múltiples compromisos de trabajo. Julián siente que ha desbarrado y guarda silencio, no responde. Pero tampoco le cuenta nada a su esposa y supone que ella no se enterará de que tuvo la intención de propiciar un encuentro con Santiago. Si Santiago hubiese aceptado, Julián le habría dicho a su esposa: amor, vamos a Cartagena, quiero ver a Santiago. Pero, dado que ese encuentro no va a ocurrir, guarda silencio.

Por razones que Julián ignora, Santiago decide contar en su página de Facebook que Julián le ha propuesto un encuentro en Cartagena. Santiago lo anuncia en tono jactancioso, ridiculizando a Julián. Lo llama "La Loca Brava". Silvana se entera de todo porque tiene acceso al Facebook de Santiago. Sorprendida aunque no tanto, le muestra a su esposo lo que el actor ha escrito en tono displicente. Julián confiesa todo, humillado. Silvana no se sorprende, sabía que su esposo había quedado impresionado por Santiago, toma todo con calma y sentido del humor y le recuerda a su esposo que ella siempre pensó que Santiago no era gay y era demasiado famoso para prestarle atención a él.

Julián ha quedado empequeñecido. Recuerda que uno de sus amantes contrariados alude a él como "La Gorda Pasiva". Ahora ha visto que el actor famoso se ha referido en Facebook a él como "La Loca Brava". No sabe qué hacer para corregir esa percepción de que es, ante todo, un hombre gordo y afeminado. Podría salir a correr o ponerse a dieta pero prefiere abrir una caja de bombones y comerse cuatro chocolates. Es una pena que ciertos hombres vean mi barriga y no mi espíritu, piensa. Y es una suerte que Silvana vea en mí algo más que mi barriga. Ahora tiene las cosas más claras: eventualmente, y si el azar así lo dispone, le gustaría tener intimidad erótica con un hombre, pero solo si Silvana lo aprueba y es parte de eso y está mirando y, si quiere, tocando. Mi secreto es su secreto es nuestro secreto, piensa, y se promete nunca ser desleal a la mujer a la que ama. Tiene que ser posible ser leal a ella y también a las oscuras apetencias de mi cuerpo, se da ánimos, sin saber si en efecto será posible conciliarlo todo sin perder nada.