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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

Hoy todos tienen acceso a esa forma de expresión y, lo que pareciera una conquista democrática, se ha transformado en un semillero de agresión, racismo, xenofobia, sexismo y todo otro tipo de opinión que pueda ser colocada en el terreno de la intolerancia. Me refiero a la prensa mundial, incluida la local. A las abundantes e infantiles expresiones de odio visceral entre los hinchas de fútbol, que constituyen la legión más densa y primitiva de "opinantes", se suman los insultos descalificadores a quienes no comparten los puntos de vista político o económico de quien escribe, las más burdas y desinformadas opiniones sobre personas de otra nacionalidad, inclinación sexual o religiosa. Cada quien pretende ser ingenioso y no logra, salvo excepciones, más que exhibir una mentalidad que quizá hubiese acomodado mejor al hombre de Neanderthal o a cualquiera de nuestros antepasados prehistóricos. Si la intolerancia que muestran estos nuevos protagonistas de la prensa escrita expresara realmente el estado de ánimo y la creencia profunda de la población en general, creo que la humanidad estaría en apuros mayores que los que ya le afligen. El calentamiento mental parece mayor que el calentamiento global y oculta, sin mucho éxito, preocupantes tendencias destructivas. Me pregunto: ¿Hasta qué punto algunos periodistas están contribuyendo, con sus crónicas envenenadas, a calentar estas cabezas vacunadas contra el pensamiento crítico y contra la compasión humana?