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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

Rolando me dice: "Mi nieto no habla castellano porque mi hijo se fue a vivir a Francia, y el pequeño Pierre va a un colegio francés donde también le enseñan inglés. ¿Para qué quiere más idiomas? Mi nieto quiere ser chef. Mi nieta quiere ser boxeadora. Un mail de mi nieto me dice que se casa con una persona, no me aclara si es varón o mujer. Mi nieto es hincha del Manchester United. Mi nieta es negra porque mi hija se radicó en Barcelona y allí se juntó con Ahmed, que es de Senegal. Mi nieto se pone la ropa de su mamá, se disfraza de Madonna y baila por toda la casa. Mi nieto me pidió una iguana para su cumpleaños. Mi nieta me mandó un CD, pero no sé cómo abrirlo. Hice un asado con mis nietos, pero me dijeron que son lacto-ovo-vegetarianos. Le regalé una pelota de fútbol, pero prefiere jugar con la Wii. Mi nieta no come en la mesa, se alimenta de caramelos y hamburguesas en su cuarto mientras chatea. Mi nieto vive aquí, en la Argentina, pero habla de tú y de aparcar el carro o jalar la puerta, como la tele. Mi nieta cultiva una huerta orgánica en el balcón, tiene poros y marihuana".

Hanglin opina que nuestra generación aún conserva costumbres tan raras como "inseminar personalmente a la mujer o ir personalmente a una cancha de fútbol". Y concluye afirmando que "somos prehistoria. Dinosaurios vivientes".