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Redacción PERÚ21

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Nano Guerra García,Opina.21nanoguerra@somosempresa.com.pe

Por esa razón, cuando la berma en la entrada de mi casa se deterioró, yo mismo me encargue de su arreglo. No fue un gran trabajo, pero quedó aceptable.

Hace pocas semanas (sin una notificación previa) el municipio nos llenó de polvo y ruido para reparar pistas y veredas. Decidí sortear los parches y aguantar por la mejora que vendría. Pronto llegaría la sorpresa.

Al terminar las pistas y veredas me di con que el municipio también arreglaría las bermas de entrada a las casas, pero no la mía porque "está mas o menos", seguro por eso no la arreglarán, me dijo un obrero.

Me pregunto: ¿No se hará lo mismo en las zonas rurales con aquel que decidió invertir en su granja, en su pequeño negocio? ¿Ese es el premio del Estado y de sus gobiernos para el que mejora? ¿No funcionan así muchos programas sociales?Ahora me pregunto: ¿La próxima vez pago mis arbitrios? ¿Arreglo mi calle? o espero la sonrisa burlona de mis vecinos comparando su berma hecha con mi plata.

¿Ese es el destino del emprendedor? Necesitamos un Estado que incentive al que decide avanzar, que premie el esfuerzo ciudadano que no esperó a que el gobierno aparezca para ayudar o mejorar.