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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Así tenemos que el grupo de países chavistas que controla Unasur amenaza con expulsar a Paraguay de ese organismo sudamericano mientras que Cristina Fernández está presionando en Mercosur para sancionarlo.

Claramente la posibilidad de que un mandatario pueda ser destituido luego de un juicio parlamentario representa la peor pesadilla para muchos presidentes, especialmente para aquellos que se han entornillado. La imagen del despido y el desempleo los ha aterrado. Esperemos que nuestro mandatario no esté entre los atemorizados.

En realidad, por más que argumenten que 'el juicio fue muy rápido' o que 'no se respetó el debido proceso', el hecho incuestionable es que es un mecanismo constitucional y el proceso que se siguió es el estipulado. Lo cual hasta Lugo había aceptado, aunque ahora presionado por Chávez nuevamente está hablando de un golpe de estado.

Más aun, un juicio político en cualquier parte se decide exclusivamente en función del nivel de apoyo que tenga o no un gobernante. El plantear que con más tiempo para prepararse hubiera podido refutar la acusación es, en todo caso, muy ingenuo.

Al final del día, el gobierno paraguayo no ha sido derrocado, simplemente se ha reemplazado al mandatario por su vicepresidente con quien se presentó conjuntamente ante el electorado.

Así que estamos presenciando otra muestra más del doble estándar de presidentes como el boliviano, que incitaron a desmanes para derrocar gobiernos democráticos pero que se niegan aceptar un proceso válido para no establecer un precedente ni perder un aliado. Lo más dramático e inaceptable del caso es que el espíritu gremial o de cuerpo de los mandatarios a los únicos que va a perjudicar es a los pobres paraguayos, quienes sufrirán las consecuencias de ser aislados y sancionados.