A Cristiano Ronaldo le robaron los botines. A Benzema le sustrajeron la camiseta y a Özil lo dejaron sin playera. Robo material en el vestuario. Pero al Real Madrid están a punto de robarle el sueño de ser finalista, de levantar su décima 'orejona' y de matar de una condenada vez a la 'bestia negra' llamada Bayern Munich. Porque ese fantasma alemán volvió a asustar ayer. Y ganó 2-1 y viene robando el sueño.
No jugó bien el Madrid. Di María no ocupó el sector derecho y, más bien, se ubicó en el centro, detrás de Cristiano. Mezut Özil jugó a la diestra. Por izquierda, 'CR7' sufría para regatear a Lahm. Y Xabi Alonso y Khedira recuperaban la pelota, pero la servían mal.
En Bayern, Robben no fue desequilibrante a diferencia de Ribery, quien se convirtió en socio para Mario Gómez.
Pese a lo trabado del duelo, chances hubo. Como la de Benzema, a los 6' que Neuer mandó al córner. Y como la de Ribery que, de chance, pasó a gol. Tiro de esquina lanzado a los 16', Sergio Ramos que la baja de pecho al pie de Ribery, que metió un derechazo para el 1-0. Se reclamó un fuera de juego de Luis Gustavo, pero el árbitro Howard Webb la dejó pasar. Dos tiros libres de 'CR7' (21' y 34') fueron a la barrera.
FANTASMA QUE NO MUERESalió el Bayern por el segundo, y el zurdazo de Robben casi lo establece. A los 52', Benzema (el mejor del Real) encabezó el contragolpe, Ronaldo erró el mano a mano e, increíblemente, tres defensas del Bayern (Lahm, Badstuber y Boateng) se quedaron parados ante el nuevo centro de Benzema, el pase de 'CR7' y la definición de Özil. Empate, injusto o no, casi de clasificación.
Madrid contó con el apoyo de Webb, que castigó suavemente faltas duras de Coentrao y Ramos. Gómez pudo desnivelar, pero falló a los 61', 70' y 72'. Hasta que, por fin, la vio. Coentrao no pudo ante Lahm que centró para Gómez, que a los 89' convirtió. Luego Webb no expulsó a Marcelo, que le pegó un patadón a Müller. Un 2-1 que no fue un robo en números. Fue el sello de una 'bestia negra' que se prepara para rugir en el Bernabéu. Salvo que el Madrid sea otro.