Más lucro radiactivo

Kenzaburo Oé, Premio Nobel de Literatura, dijo pocos días después del desastre nuclear de Fukushima Daiichi: “[…] Hace tiempo que abrigo la esperanza de revisar la historia contemporánea de Japón tomando como referencia a tres grupos de personas: los muertos en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, los irradiados de Bikini… y las víctimas de explosiones en centrales nucleares.
notitle

Guillermo Giacosa,Opina.21guillermo giacosaggiacosa@peru21.com

Si nos asomamos a la historia de Japón con la mirada de estos muertos, víctimas de lo nuclear, su tragedia es evidente". Hoy sabemos que "el riesgo de las centrales nucleares se ha hecho realidad". Lo que no sabía aún Oé es que el material radiactivo se comercializa a buen precio para los compradores y, de esa forma, la radiactividad se disemina. Según noticias de la prensa japonesa, aparecidas en enero de 2012, más de 200 constructoras adquirieron material radiactivo de Fukushima y usaron dichos materiales –con altísimas tasas de cesio– en la construcción de apartamentos nuevos de Nihonmatsu (Fukushima). Una cantera de Namie, ciudad ubicada en la zona de exclusión, había vendido unos 5'000,000 de kilos de grava a 19 empresas pocas semanas después de la explosión del primer reactor.

Japón ha sido el único país del planeta víctima de dos bombardeos nucleares. Padeció, además, que un pesquero con su bandera y 23 pescadores a bordo fuesen afectados con una alta contaminación radiactiva en 1954 debido al experimento nuclear estadounidense en el atolón Bikini, en el Océano Pacífico. No obstante esas heridas, Japón afrontó el uso de esta energía con los resultados trágicos que ya conocemos y los muchos que aún se ocultan.

Tags Relacionados:

Más en Voces

Critican a Abugattás por nuevo tesorero

Sunedu denegó licencia a la Universidad Peruana de Integración Global

Susana Baca: "Falta el nexo entre la raíz peruana y el músico joven"

Ricardo Narváez Soto: "Yo me hubiera sacado el 70% del gabinete"

Mónica Delta: Un mundo para PPK…

Alfredo Ferrero: Régimen fronteras, más que un mall

Siguiente artículo