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Redacción PERÚ21

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En 2012 se inició la construcción de los dos primeros hospitales de Essalud bajo la modalidad de asociaciones público-privadas (APP); los hospitales Barton (Callao) y Kaelin (Villa María del Triunfo). Ese mismo año la institución reconoció que su déficit de infraestructura era crítico.

A tres años de la inauguración de dichos complejos, el pasado 20 de julio, Essalud aprobó la creación del Comité de Promoción de la Inversión Privada, que se encargará de fomentar APP para materializar una mejora en los servicios de salud que ofrece. Así, al 2018 se estarían concesionando tres nuevos hospitales bajo este esquema, lo que implicaría una inversión superior a los US$400 millones.

A pesar de que esta es una buena noticia para el país, el secretario general del Sindicato Nacional Médico del Seguro Social (SINAMSSOP), Manuel Vásquez Gálvez, rechazó la iniciativa, afirmando que este es el inicio de la privatización de la infraestructura del Seguro Social. Afirmación que implica una grave (¿involuntaria?) confusión.

En una privatización, el Estado deja de tener la propiedad y el control de lo privatizado. Caso contrario, una APP es un compromiso entre el Estado y el privado para alcanzar un objetivo común, en el que se comparten riesgos y beneficios. El Estado nunca pierde la propiedad y recupera el control al vencimiento del contrato.

Además, lo que se pretende concesionar en el caso de Essalud es la construcción, adquisición de equipos y gestión de servicios no asistenciales; queda en manos de la institución la provisión de los servicios médicos.

Considerando que la brecha de infraestructura del sector salud asciende a US$19 mil millones (AFIN), y que es un problema reconocido durante años por sus autoridades, no es momento de sesgar el tema con posiciones más ideológicas que técnicas, sino de apoyar las mejoras siempre con la fiscalización adecuada.