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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Además de tener efectos muy negativos para la salud, la obesidad genera grandes cargas económicas a los países, ya que cada vez se destinan más recursos para tratar condiciones crónicas ligadas a dicha enfermedad. Esta situación explica por qué la obesidad representa hasta el 9% de los presupuestos de salud de los países desarrollados (Rosin 2010).

Entendiendo la relevancia del asunto y considerando que en nuestro país el 50% de las personas mayores a 15 años tiene sobrepeso y el 17% sufre de obesidad (Minsa), se promulgó la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes con el supuesto objetivo de orientar a los consumidores a elegir los alimentos más saludables.

De esta manera, los productos empaquetados tendrán que llevar en la cara frontal advertencias que señalen cuándo un alimento es alto en sodio, grasas saturadas o azúcar. Lamentablemente, el objetivo de esta ley se pierde en el camino; puesto que los cambios que se plantean son estrictamente cosméticos.

Parte del problema se debe a la unidad de medida utilizada para etiquetar los alimentos, la cual se fijó en 100 miligramos y 100 mililitros. El detalle es que muchas veces las raciones consumidas son significativamente menores a los 100 mg/ml. Para entender esto, veamos el ejemplo usado por ELEGIR: la salsa de soya.

Con la ley actual, este oriental condimento calificaría como "alto en sodio"; porque contiene 5,600 mg de sodio por 100 ml, superando el umbral legal de 800 mg. El detalle es que la ración común (10 ml) contiene 563 mg de sodio, lo que sin llegar a ser saludable no califica como "alto en".

Para que la información de las advertencias sea útil a los consumidores, las cantidades usadas deben ser las raciones típicas de cada alimento. No es lo mismo dos cucharaditas de sillao que medio vasito.