Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com
Así, tenemos que la noche del pasado 24 de abril se presentó al diario el ministro de Comercio Exterior a informarnos que alguien habría ingresado a su dirección de correo electrónico desde una computadora no identificada de nuestra organización. En el acto actuamos y con el apoyo de los encargados de informática de nuestra corporación lo identificamos, informando de ello, de inmediato, al ministro que se había apersonado a nuestras oficinas tan preocupado.
Luego, con la misma buena voluntad facilitamos que el entonces redactor de este diario fuera entrevistado e incluso entregamos a las autoridades la computadora en la que trabajaba para que continuaran investigando.
Todo lo relatado se llevó a cabo en menos de 24 horas y sin que existiera ninguna orden judicial de por medio que nos obligara. Simplemente consideramos nuestro deber el colaborar abiertamente con las autoridades en tan seria investigación.
Más aún, en los días subsiguientes continuamos brindando nuestro apoyo total y voluntario a la investigación, pese a que el fiscal a cargo cometió una falta grave al dar declaraciones que fueron utilizadas por un medio oficialista para intentar construir la falsa imagen que lo que se estaba investigando era una red de chuponeo telefónico generalizado.
En todo caso, luego de varios e intensos días colaborando con la investigación nos ha quedado totalmente claro que este lamentable episodio está limitado al comportamiento individual de un periodista utilizando el equipo que le asignó el diario para ingresar ilegalmente a los correos de diversos funcionarios.
Incluso, el involucrado ha declarado que no le confesó de su actividad a ningún otro miembro de la redacción. Mientras que para nosotros en ningún momento existió duda alguna que lo correcto era colaborar con las autoridades para tratar de esclarecer lo antes posible este caso.
Sin embargo, nos hemos dado con la desagradable sorpresa de una denuncia ilegal intentando comprender en el proceso a la editora de economía del diario únicamente por ser la jefe inmediata del acusado – para colmo sin que la policía siquiera la hubiera entrevistado. Luego, coronando el abuso y atropello total de esa decisión se le dicta orden de detención como si fuera un criminal.
Por otro lado, es tan arbitraria esa acusación que solo nos puede llevar a la conclusión que aquellos elementos dentro del oficialismo que siempre han querido controlar a los medios de comunicación y que muestran absoluta intolerancia hacia la libertad de expresión, se han infiltrado al proceso con mala intención. Contando para ello con solícitos funcionarios policiales y judiciales siempre dispuestos a brindar su 'desinteresada' colaboración. De cualquier manera, no tenemos la menor duda de la solvencia de nuestra posición así que solo nos queda confiar que en nuestro país todavía pueda primar el derecho y la razón.