Gianfranco Castagnola,Al.Mercadogcastagnola@peru21.com
El multitudinario cacerolazo del jueves en Argentina es un claro signo de que las distorsiones introducidas en su economía en la última década ya están pasando la factura. La economía de Argentina crecerá apenas 2% este año, en medio de una creciente inflación de más de dos dígitos, una grave crisis energética que ocasiona frecuentes apagones, una escasez de divisas que ha llevado a la aplicación de un kafkiano y obsoleto control de cambios con la consecuente fuga de capitales (US$22 mil millones el 2011). Existe una gran inseguridad jurídica –desde estatizaciones hasta vulneraciones a la libertad de prensa– que ha provocado una caída del 34% de la inversión extranjera directa este año (en el Perú crece más de 30%). Se han aplicado regulaciones insensatas como los cupos a la exportación de carnes (que, en vez de generar una caída en su precio provocó una reducción del stock ganadero en 20% en cuatro años y un alza del precio), etcétera. Una lección más para quienes siguen creyendo que la economía puede manejarse con voluntarismo caprichoso.