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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

Festejamos el término independencia porque se ajusta al relato que hemos construido para edificar las naciones dependientes que realmente somos. No debiera asombrarnos esta alteración de la realidad porque nuestra vida está hecha de ficciones y porque, además, el relato no solo conviene a quienes lo cantamos en himnos y honramos en banderas, sino porque también es parte del libreto de quienes han hecho de nuestra dependencia una fuente de su riqueza y un factor estratégico de su supervivencia. A tal extremo esto es verdad, que los guardianes externos de nuestra "independencia" están prestos a sembrar inestabilidad política y hasta provocar golpes de Estado cuando algún gobernante se toma en serio ese biensonante relato de independencia y pretende actuar con la libertad que tal situación confiere. Ocurría regularmente en el pasado y puede volver a ocurrir si no evaluamos adecuadamente, y actuamos en consecuencia, frente a lo acontecido en Honduras y, recientemente, en Paraguay, y si no ponemos la suficiente voluntad política en afianzar el proceso de integración en nuestra región. Dicha integración, asentada sobre una interdependencia entre pares que comparten los mismos intereses, nos conducirá a la independencia política y económica de la que hoy solo disfrutamos parcialmente. El mejor festejo para el día de la independencia debiera construirse sobre la reflexión de lo que aún nos falta para plasmarla plenamente.