Foto: César Fajardo.
Foto: César Fajardo.

Redacción PERÚ21

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Vania Masías,BailarinaAutor: Gonzalo Pajares.gpajares@peru21.com

Vania Masías quiere volver a la danza clásica. Promete hacerlo antes de fin de año. Mientras tanto, se da tiempo para dirigir D1, su compañía de baile y asociación que trabaja con jóvenes en riesgo, quienes han encontrado en la danza una manera de salir de la violencia (y la pobreza). En esta tarea la apoya Coca Cola a través de la campaña Héroes. Además, organiza el Festival Internacional de Culturas Urbanas (FICU), que empieza el 6 de julio.

Haces muchas cosas. ¿A quién le estás quitando tiempo?(Se pone triste). A mi familia. Justo acabo de tener una crisis porque mi hijo me quitó la cara. Fue muy duro. Por eso lo estoy trayendo al trabajo, para involucrarlo en mi proceso laboral, creativo. La vida es un balance que hay que encontrar, y este se me ha ido un poco de las manos porque se me han juntado muchas cosas.

Situación difícil, más aún porque eres madre hace poco…Ser mamá es increíble. Es el amor más grande que una persona puede sentir. Me ha cambiado la vida. Hoy quiero que el mundo sea mejor y que mi hijo lo viva y disfrute. Si no pensamos que el mundo que viene será mejor, estamos muertos. Hay que tener fe y, sobre todo, trabajar.

Eres parte de Chicago…Sí, a mi cargo está la dirección coreográfica del musical. Respetamos el argumento, los personajes, pero la coreografía es –siempre siguiendo el estilo Fosse, el creador de Chicago, que es muy peculiar–nuestra. Mi intención es que la coreografía acompañe al texto, que sea su razón de ser.

¿Cómo es Marco Zunino?Marco es una estrella. Es muy talentoso y es muy placentero trabajar con él. No hay que decirle las cosas dos veces. Es más, a veces no hay ni siquiera que decirle las cosas pues entendió el concepto porque está al tanto de todo. Es muy disciplinado, muy trabajador.

¿Cómo está el nivel de nuestra danza?Las distancias se están acortando cada vez más. Por supuesto que hay un camino por recorrer, sobre todo en la profesionalización, pero en esa senda estamos. Yo estoy admirada de la calidad de trabajo de Preludio, la productora de Chicago, y del elenco. Siento que estamos cambiando nuestro chip, que nos estamos diciendo "podemos hacerlo, y bien".

Me disgusta la frase "para el Perú está bien" porque implica sentirse menos…A mí también me disgusta. Nosotros tenemos la asesoría de Carlos Arana, que es productor de Broadway, quien está en todos los ensayos de Chicago y nos exige tal y como la haría en el mejor teatro del mundo. Esto me encanta porque el público peruano se merece un espectáculo a la altura de los que se presentan en Broadway.

Y dentro de este hacer bien las cosas organizas el Festival Internacional de Culturas Urbanas (FICU)…El Perú necesita este tipo de eventos. Se hacen en Río, en Buenos Aires… ¿Por qué no en Lima? El FICU nace de mis ganas de poner al Perú en el mapa de la cultura urbana. Ya destacamos en la gastronomía. ¿Por qué no en otras áreas? El FICU es un lugar para la integración de varias disciplinas, donde se promueve la paz, el respeto, el cuidado al medio ambiente y, así, también fomenta la integración de la familia. Además, estamos trayendo a los mejores, a los pioneros, a los creadores de todo, como los coreógrafos Caleaf Sellers y Buddha Stretch, quienes trabajaron, entre otros, con Michael Jackson, Will Smith y Mariah Carey.

Vania, ¿ya tienes calle?(Ríe). Creo que sí. Llevo siete años en esto, trabajando con muchos chicos de la calle. Me costó, pero una aprende a golpes. Siento que ya estoy curtida…

¿Aprecias el barrio y sus costumbres?Aprecio cómo son. Yo estoy aprendiendo de los chicos que trabajan conmigo. Y si algo quiero cambiar es una actitud violenta, el desamparo, el abandono, el abuso, el mal. Esta gente es real, natural. Por eso, la danza urbana sirve para canalizar sus emociones. Y su arte no aparece en un estudio, está en la calle. Por eso es verdadero. No digo que las danzas clásica o contemporánea no sean verdaderas –yo he sido verdadera en ellas–, pero esta naturalidad, que luego se transforma en fundamento, tiene tanta fuerza que, a mí, solo me queda admirarla. La danza urbana me acercó a los jóvenes y me demostró que a través de ella sí puede haber un cambio positivo de la gente.

También eres una optimista respecto al país. Vivías fuera y decidiste volver…Todo pasa por algo. Llevo siete años acá y el Perú sigue creciendo, y también mis retos. Pero lo que me alegra es comprobar que, si antes yo les pedía a los coreógrafos de fuera que vinieran, hoy son ellos quienes me piden venir. Esto te dice que Perú existe en el mapa del arte urbano. A través de nuestra escuela, D1, estamos logrando una mayor integración de nuestro país. Nuestro trabajo impacta hoy a trece mil jóvenes, y hace siete años empezamos con doce (ríe).

AUTOFICHA

- El Estado debe cumplir un rol articulador más que ejecutor. Que deje hacer, que deje trabajar, que ayude, que articule, que ordene, pero que no estorbe a quienes hacen.

- Estoy casada y, en la relación con mi esposo, él es quien tiene que aguantarme (ríe), quien tiene que soportar mi trabajo, mis obligaciones.

- En pocos musicales he visto el nivel de precisión de Chicago –donde hago la dirección coreográfica– pero, felizmente, dentro de estos límites, he podido crear, volar mucho.