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Redacción PERÚ21

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Cecilia Valenzuela, Mira quién hablaEl convenio bilateral firmado entre Perú y Bielorrusia para establecer con esa exrepública soviética una "Cooperación Técnico Militar" y contratar, a partir de ese documento, a su oficial y controvertida comercializadora de armas Beltechexport, mueve el cotarro de la corrupción en nuestro país. Más aún si el Ministerio de Relaciones Exteriores procedió sin haber consultado con el Ministerio de Defensa y atendiendo únicamente a una recomendación de la Dirección de Seguridad y Defensa de la propia Cancillería.

El 30 de setiembre, a solo dos meses de asumir el cargo, el canciller Rafael Roncagliolo delegó facultades al encargado de negocios de la Embajada del Perú en la Federación Rusa y autorizó su viaje a la ciudad de Minsk. Allí, el jueves 20 de octubre, el funcionario firmó el acuerdo intergubernamental que nos condena a contratar, en perjuicio de nuestra Fuerza Aérea, con una empresa que pagó sobornos a militares y a civiles peruanos.

En 1996, Vladimiro Montesinos y los entonces jefes de las FF.AA. –ahora presos por latrocinio– le pagaron 402 millones de dólares a la empresa oficial bielorrusa Beltechexport por la venta de 18 MIG-29 y 18 SUKHOI -25 de segunda mano, a pesar de que la empresa bielorrusa no podía garantizar el mantenimiento de los aviones por no ser la fabricante de las naves ni de sus repuestos.¿Acaso Roncagliolo no sabe que la compra estuvo sobrevaluada, plagada de coimas e irregularidades? ¿No sabe que se hizo a través de una triangulación entre Beltechexport y dos empresas de traficantes de armas procesados por nuestros tribunales?

¿Quién está detrás de este convenio firmado en la sombra? ¿Cómo se ha hecho para obviar la aprobación del Congreso que exige el artículo 56 de la Constitución para casos de Defensa Nacional? ¿Quiénes permitieron que no se diera cuenta al Parlamento a pesar de que transcurrieron 60 días desde la firma? ¿Por qué tanto y tan urgente interés en aliarnos con un país con el que no tenemos relaciones diplomáticas? El Perú, como se sabe, no tiene embajada ni oficina comercial en Bielorrusia. ¿No resulta sospechoso contratar a una empresa revendedora de armas que ha corrompido a funcionarios peruanos y ha estafado a nuestra patria?

Nuestra experiencia no tiene que ver solo con la corrupción que Montesinos y los suyos compartieron, durante la década del 90, con los gerentes de esa empresa bielorrusa. Beltechexport se comprometió, en 1996, a entregar cuatro de los SUKHOI potenciados con un sistema de última generación denominado Pastel. Sin embargo, ese equipo jamás funcionó en ninguna de nuestras aeronaves. La estafa se extendió a las horas de vuelo y a la capacitación que nuestros pilotos nunca recibieron.

Cómo es posible entonces que el pasado 29 de setiembre, mientras el presidente Humala inauguraba en Junín el programa 'Jóvenes a la Obra', su canciller le ordene a uno de nuestros diplomáticos que firme un convenio de Estado a Estado que le permitirá a la misma empresa que nos estafó hace 15 años adaptar, actualizar o repotenciar nuestros aviones.

¿A quién le conviene que una empresa corrupta, intermediaria y revendedora, que no es la fabricante y que tendrá que subcontratar para cumplir con el acuerdo, encareciendo costos y perjudicando nuestro presupuesto, vuelva a contratar con el Estado peruano por decenas de millones de dólares? Esa respuesta no debería tardar en conocerse. El país merece la inmediata explicación del canciller.