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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Incluso, en estos días, la minería no ha dejado de estar en las portadas de los diarios con los informales en Cabeza de Negro que fueron rescatados, con el rechazo del plan de reestructuración de Doe Run –que debería llevar a la designación de un nuevo operador– y con la continua saga de Conga en Cajamarca.

En realidad, la minería es fundamental con potenciales proyectos por 41 mil millones de dólares –la cuarta parte del PBI peruano– para los próximos años y representando el 60% de lo que exportamos. Es una verdadera gallina de los huevos de oro para los peruanos. Los que dicen que la pueden reemplazar con vaquitas o con la exportación de kiwicha están totalmente desubicados.

Por ello, el Gobierno tiene una prueba de fuego en las próximas semanas para garantizar que esa inversión se siga realizando, para lo cual debería priorizar la solución de diversos problemas que se han venido arrastrando. El primero es Doe Run, en el cual los acreedores finalmente tomaron la decisión que debieron haber adoptado hace años. Así, si en seis meses no hay un plan adecuado, se embargan los activos y se venden para que otros la sigan operando. Esperemos nomás que a las autoridades no les tiemble la mano ante la intimidación –con llantas quemadas y bloqueos– a la que nos tienen acostumbrados.

Luego está la minería informal, que mueve ilegalmente 2 mil millones de dólares al año, monto similar al del narcotráfico. Este negocio no tiene nada de artesanal o romántico. Es más bien sórdido, manejado por delincuentes y causa un enorme daño. Ojalá que la iniciativa gubernamental por formalizarlos no se deje de lado cuando el rescate haya sido olvidado.

Finalmente está Conga. El paro de esta semana tuvo un pobre resultado, lo que demuestra que la mayoría de cajamarquinos quisieran una solución positiva y no, simplemente, patear el tablero como plantea Santos. Más aún, mañana se conocerá el informe del peritaje que debería de ser determinante y que propondría cambios en el proyecto para mitigar su impacto. Sin embargo, los opositores ya lo han rechazado sin siquiera estudiarlo, por lo que no le queda otra cosa al Gobierno que estar preparado para los gritos y los desmanes anunciados.