Xabi Alonso celebró su partido 100 con la ‘Roja’ con dos goles. (Reuters)
Xabi Alonso celebró su partido 100 con la ‘Roja’ con dos goles. (Reuters)

Redacción PERÚ21

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DONETSK.– Para un maleficio en francés, nada mejor que una pócima en español. Una que combina fútbol, clase y pequeñas dosis de velocidad. Una España sin '9' derrotó 2-0 a Francia y clasificó a semifinales de la Eurocopa 2012, donde se medirá el próximo miércoles con la Portugal de Cristiano Ronaldo.

La 'Furia Roja' arrancó el partido como lo hizo ante Italia en la jornada inaugural: con Fábregas, Iniesta y Silva como falsos '9' y con el fútbol y la marca de Busquets, Xavi Hernández y Xabi Alonso metros más atrás.

Del otro lado , Laurent Blanc envió a Karim Benzema como punta y, como volantes abiertos, a Debuchy (derecha) y a Ribéry (izquierda). El problema es que dejó solo a M'Vila en la contención.

Además, su bloque defensivo comenzó a mostrar falencias tempranamente, por lo que no fue extraño que España abriera el marcador a los 19', luego de que Xabi Alonso conectara de cabeza un gran centro del lateral izquierdo Jordi Alba. El mediocampista del Real Madrid, en su partido número 100 con la selección española, lograba una ventaja, hasta ese punto, algo justa.

Francia intentó despertar. Dos faltas le permitieron adelantar metros. La primera, desviada por Benzema a los 33'. La segunda, un disparo de Ribéry que Casillas desvió sin esfuerzo al córner. Media hora había pasado para que los galos mostraran el fútbol que se les conoce.

ALONSO LIQUIDÓBlanc no tardó en darse cuenta de que necesitaba más poder y mandó a la cancha a Nasri y a Ménez para transformar en ofensivo a su equipo. Del Bosque no se amilanó. Pedro y Fernando Torres al campo. Velocidad para contraataque. De esta manera llegó el segundo: Pedro se metió en el área y Anthony Reveillere le cometió penal. Xabi Alonso hizo el doblete y mandó a España a las semifinales.

De esta manera, la 'Furia Roja' logró su primera victoria en partidos oficiales sobre el conjunto galo. No hay maleficio que dure para siempre, porque siempre hay una pócima para acabar con todo mal. Esta vez, el antídoto fue español.