notitle
notitle

Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

En realidad, a estas alturas ya no queda duda alguna de la magnitud del escándalo del traslado de Antauro a un lugar donde podrá salir como si fuera el propietario. Es tan evidente el relajo que el llamado penal Virgen de la Merced, que no es otra cosa que el Centro de Detención del Ejército, no tiene ni siquiera un cerco. Incluso si fuera cierta la historia del temor a un atentado, entonces se le debió enviar a la Base Naval del Callao, que es la prisión con más protección y donde habría estado a salvo.

Más aún, en la zona militar donde está ubicado su nuevo penal no pueden entrar civiles sin ser autorizados. Así que Antauro está de vuelta en el seno de la institución a la que él siente que pertenece y que considera que nunca debió haberlo botado. El hijo pródigo ha retornado.

Para colmo, ha solicitado al Poder Judicial que se le restituya como coronel al servicio activo del Ejército Peruano. Considerando la cantidad de cortesanos que hay, no nos sorprendería que gane el caso y que ese fallo ni siquiera sea apelado.

Por otro lado, hay que quitarse el sombrero ante la persistencia de la Sra. Tasso, quien visitaba al jefe del INPE a diario exigiendo que su hijo sea tratado como el hermano del mandatario, lo cual ha logrado. Primero lo dejaron salir para que celebrara las fiestas de fin de año, y ahora le han otorgado un tratamiento privilegiado ya que jugará fulbito o frontón durante la semana y, el sábado, de seguro que saldrá de franco. Como si fuera un oficial que está acuartelado y no un presidiario que ha sido condenado a 19 años.

Lamentablemente, los únicos ausentes en este idílico escenario son los deudos de los cuatro policías asesinados en el 'Andahuaylazo', quienes, al igual que millones de peruanos, deben de estar indignados.