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Redacción PERÚ21

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Guillermo Giacosa,Opina.21ggiacosa@peru21.com

El 23 de enero de 2012, año que iniciamos ayer, comienza para el horóscopo chino el Año del Dragón. Pertenezco a ese signo y espero que las princesas que solían devorarse los dragones no me obliguen a comportarme de una manera ajena a mis modales. Podremos entendernos perfectamente sin que yo lance fuego por mi nariz o que mueva una cola de la que carezco en todo el sentido de la palabra.

En realidad, el dragón –además de ser un ser mítico– es tímido y más bien inocentón. Por no usar otra palabra con la misma terminación. Yo además, advierto, soy Dragón de Metal, que es el calificativo de los nacidos entre el 8 de febrero de 1940 y el 26 de enero de 1941, y que es el de mayor fuerza de voluntad de todos los dragones, además de ser expresivo y sincero.

Sobre el dragón, dice el horóscopo chino: "el tigre, el gallo, el caballo, la oveja, la liebre y el jabalí acuden a ti (es decir a mí) fascinados por tu fuerza y belleza (la mía). No hay nadie que pueda resistir tu lengua de fuego y tu aplastante personalidad". ¿Me tendré que dedicar a la zoofilia? A los 72 años no me veo ni con una oveja, ni con una liebre y muchísimo menos con un jabalí. Lo de la lengua de fuego es verdad, pero solo pasó una vez cuando confundí un rocoto con un tomate.

Dicen que los dragones trabajamos en el mundo de la política, la enseñanza, el asesoramiento, la publicidad, etcétera, y con esas actividades he sobrevivido en los últimos años. Es mentira, en mi caso, que los dragones seamos muy organizados y que tengamos suerte a la hora de ganar dinero. Es verdad, sí, que me gustan los abrazos y las caricias.