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Redacción PERÚ21

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Roberto Lerner,Espacio de crianzahttps://espaciodecrianza.educared.pe

Existe un gen llamado DRD4, cuya variante, R7, está ligada a conductas antisociales. Aparentemente influye en los niveles de Dopamina, uno de los neurotransmisores más importantes. Otro gen, el SERT, vinculado con la transmisión de Serotonina, también mensajero neuroquímico, puede venir en una variante corta que está relacionada con depresión y ansiedad.

Los amantes de la causalidad biológica pueden celebrar: tal gen, tal conducta, tal susceptibilidad a diversas enfermedades. Esperando una sustancia que arregle el problema, podemos predecirlo y concentrarnos en intervenciones paliativas. Recientes estudios muestran que existen dos tipos de niños: los que se desarrollan en todo tipo de ambiente, y los que son poco propicios, los llamados diente de león; y aquellos que son sensibles a las condiciones del entorno, los orquídea.

Esa sensibilidad los pone en mayor peligro que los otros, pero si reciben apoyo, tienen un sólido marco de referencia, se los canaliza con paciencia y respeto, son quienes muestran características de liderazgo, creatividad y emprendedurismo. Igualmente, cuando los padres cambian sus métodos de crianza para mejor, o ellos encuentran a personas que los comprenden, sus conductas se modifican positivamente. Necesitamos dientes de león y orquídeas, pero estos genes, aparentemente "malos", que se hicieron frecuentes en los últimos 50,000 años encierran un potencial que no condena, siempre y cuando caigan en terreno fértil o lo sepamos abonar.