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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

El último incidente parece reflejar claramente la desordenada situación en la que se encuentra el que muchos consideran todavía que es el primer poder del Estado.

Así tenemos que la salida de la tesorera del Congreso, quien tendría más de 20 años en el puesto, y su reemplazo por un funcionario que estuvo involucrado en el sonado caso del Banco de Materiales, a menos de un mes de que los miembros de la actual Mesa Directiva dejen el cargo, parece –por decir lo menos– algo apresurado.

Más aún, el cambio es tan extraño que al nuevo tesorero se le ha prohibido firmar cheques u otros valores, responsabilidad que ha sido transferida al oficial mayor. ¿Qué sentido tiene el tener un tesorero al que no le permiten firmar cheques u otros documentos? Incluso, viniendo este incidente luego del programa de gestores, o del proyecto del club de playa, o de la condonación de deudas a exparlamentarios, es claro que el Congreso carece de un manejo adecuado.

Por otro lado, al margen de que hayan ocurrido otros desórdenes en el pasado, el hecho es que los recursos actualmente a su disposición parecen desproporcionados, ya que el aumento en el presupuesto del Legislativo se ha desbocado, llegando a 467 millones de soles este año, 3.5 millones por parlamentario. ¿Qué otra entidad del Estado sin proyecto importante de inversión ni justificación para un salto dramático en sus gastos puede aspirar a que su presupuesto se duplique en solo cinco años?

En realidad, lo que se tiene es una organización con evidentes deficiencias y crecientes excedentes, a la cual, por obvias razones, le temen los órganos de control del Estado. Todo ello constituye una receta segura para que ocurra un verdaderamente demoledor escándalo. La próxima Mesa Directiva debería poner orden con urgencia para evitarlo.