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Redacción PERÚ21

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Roberto Lerner,Espacio de crianzahttps://espaciodecrianza.educared.pe

Las alternativas daban oportunidad al insulto, el comentario despectivo, el chisme y la discriminación racial. Demasiados rechazos más razones dolorosas mellaron autoestimas.

Una pareja, sus dos hijas y tres invitadas en un restaurante. No son las conversaciones las que matizan el ruido de fondo, sino incesantes pititos de los Blackberry en manos de la generación joven. BBM sale, BBM entra. Quizá los intercambios se dan entre alguien sentado a esa mesa con una persona que se encuentra en otra en el mismo restaurante.

Ninguno de los presentes está con ninguno de los otros presentes, sino con interlocutores que están en otro lugar. Todos ausentes. Los pititos pueden escucharse hasta la madrugada en los dormitorios de los chicos.

Ejemplos de la vida cotidiana que enfrentamos padres, educadores, colegios y familias. ¿Qué hacer? ¿Pedir a los alumnos, como intentó hacerlo un colegio, que se desafilien de Facebook? ¿Confiscar los Blackberrys?

Si los adultos asumimos que los medios son el enemigo que corrompe la pureza de los niños, corremos el riesgo de regulaciones que van a fracasar, inevitablemente. Son fenómenos complejos que requieren de reflexión y de la valentía de conocer las tecnologías para hacer alianzas con las partes sanas –la mayoría– de cada generación.