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Guido Lombardi,Opina.21glombardi@peru21.com

Nuestro director atribuye al canciller Roncagliolo la "torpeza de cancelar, a último momento, la invitación a un barco de guerra británico cuando está a punto de ingresar al mar peruano luego de haber cruzado el Atlántico". Lo que provocará "un innecesario enfriamiento en las relaciones con el Gobierno británico, que va a sentir, con razón, que ha sido maltratado".

Aunque se pueda disentir –de manera legítima– a raíz de una interpretación diversa de los hechos, en este caso ni siquiera se trata de eso. Es, más bien, una situación en la que se evalúan hechos distintos para juzgar un desempeño personal o institucional. Así, Fritz se refiere seguramente al comunicado de prensa difundido el lunes 19, a última hora de la tarde, por la Embajada Británica en Lima, en el que se afirma: "Las visitas de buques son decisiones soberanas de los Estados. Sin embargo, lamentamos que el Perú haya revocado su acuerdo previo a esta visita".

Por mi parte, tengo información fidedigna, indubitable y demostrable, que corrobora que la visita se dejó sin efecto a solicitud de la propia Embajada Británica. En nota remitida a la Dirección de Asuntos Marítimos de la Cancillería, el día 14 de marzo de 2012, se dice: "Debido a problemas técnicos en el buque, su visita programada para el 22 de marzo deberá ser postergada".

¿Por qué la Embajada Británica emitió dos comunicaciones contradictorias en el lapso de cinco días? Eso es algo que tendrán que explicar los funcionarios de su Graciosa Majestad.

Quedamos a la espera. De lo contrario, la maltratada será la verdad.