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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

En realidad, la exigencia de los parlamentarios que se han apartado del Gobierno de que se retome la Gran Transformación –incumpliendo, con ello, su promesa el mandatario– no es otra cosa que un llamado a darle un golpe al electorado. El pueblo peruano voto mayoritariamente en contra de ese mamarracho, por lo que solo quienes no creen en el proceso democrático pueden exigir que este sea implementado.

Más aún, si ellos fueran realmente consecuentes, habrían renunciado en la segunda vuelta, cuando ese programa fue desechado por su propio candidato. El haberse quedado demuestra la intención que tenían de engañar a los ciudadanos imponiéndoles el sistema trasnochado que les habían rechazado.

Aunque en su decisión de permanencia también debe de haber pesado la tentación de colocar partidarios en cargos y poder coger alguna teta del Estado. Lo cual, dicho sea de paso, han logrado, teniendo hoy en día un poder para estar amamantando que es desproporcionado.

Así, tenemos que el partido del líder de los renunciados, que en 2006 no logró votos a nivel nacional ni siquiera para llenar el Estadio Monumental, hoy controla Essalud con más de 40 mil trabajadores y casi 7 mil millones de soles en ingresos. Además, manejan Petroperú, la empresa estatal que tiene más gastos, los cuales, además, están tratando de incrementarlos al entrar en exploración, producción, gasoductos, en cualquier cosa, con tal de aumentar lo que tienen presupuestado.

Por otro lado, a pesar del trágico alegato del divorciado despechado que no quiere 'ser cómplice' y acusa a Humala de haber 'faltado a su palabra', de haberlo traicionado, sus correligionarios en puestos dorados simplemente miraron para el otro lado. También fue notorio el silencio que proviene del Río de la Plata, donde se esperaba que dos embajadores políticos se hubieran solidarizado.

Incluso, acusan al premier de 'pragmatismo dictatorial', pero ellos están demostrando ser muy pragmáticos cuando se trata de seguir disfrutando de las arcas del Estado. Al final, las renuncias tienen la intención de no perder posición en los extremos del radicalismo peruano, donde los Saavedras, Mollohuancas y Santos les están quitando mercado, pero cuidándose de mantener entornillados a sus partidarios para seguir utilizando el dinero de todos los peruanos.

En todo caso, nos parece extraño que quien está a cargo financie alegremente a quienes quieren derrocarlo. Ojalá que la claridad del verano europeo le permita ver a los que están disfrazados.