Foto: Rochi León
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Redacción PERÚ21

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Christian Bendayán,PintorPor: Gonzalo Pajaresgpajares@peru21.com

En febrero presentará, en la sala Luis Miró Quesada, El paraíso del diablo. Mientras termina los últimos cuadros de la exposición, Christian Bendayán reflexiona sobre el arte.

Viviste entre Lima e Iquitos…Lima es una ciudad muy rica, muy fuerte y muy intensa. Visualmente es una maravilla, más variada que Iquitos, que cualquier otra parte del Perú. Sin embargo, estoy pegado a la selva. Tengo interés en otros temas, pero a la Amazonía la tengo en las manos, la siento todos los días.

Estuviste a cargo de la Dirección de Cultura del INC, en Iquitos…Sí, me salté todas las normas pues, antes de que me pidiesen rendir cuentas o de solicitar mis requerimientos, yo mostraba los logros de mi gestión. Y si salí fue porque me fui a Iquitos a pintar un mural y, después de un año, había trabajado apasionadamente en el INC, pero no había ni siquiera comenzado el mural (risas).

Ya eras un promotor cultural, además de curador…Lo hago porque sé lo que significa ser 'choteado' por hacer cosas que no encajaban dentro del arte oficial. Yo no me dejo llevar por el mercado pues tengo una concepción clara del arte, de la cultura. El arte me da placer y amplía mi visión, y sé que, así, las cosas cambiarán y tendremos un arte más interesante a disposición de todos.

Szyszlo dice que son malos tiempos para el arte local. Tú sostienes lo contrario…Hoy hay más diversidad, hay oportunidades para artistas que no han pasado por una escuela o que no tienen un apellido que los relacione con la clase pudiente o que compra arte. La gente es más abierta. Además, quizás por la influencia del pop, hoy los artistas se acercan más a la realidad, a lo que vive la gente. En los tiempos de Szyszlo, la mirada de la realidad peruana era más de enciclopedia. No se acercaban mucho a la gente misma, sino a la historia, a la arquitectura.

Este acercamiento puede ser antropología, sociología, hasta psicología. ¿Por qué es arte?El arte se nutre de todo.

Szyszlo dice que el arte es la expresión del mundo interior del artista. Tú piensas diferente…Lo que sostiene Szyszlo es verdad, pero no es solo eso. Mi concepto es más amplio, más inclusivo.

Para Szyszlo, el trabajo de Fernando Bryce no es arte. Tampoco le gustan mucho las instalaciones y sostiene que el arte no es solo idea, sino también artesanía, que el artista debe saber dibujar: idea y acción. Y me dio un ejemplo: para saber qué es el amor, hay que hacer el amor. ¿Tus desencuentros conceptuales con Szyszlo no son, sobre todo, generacionales?Lo son. Sin embargo, los fenómenos de ruptura y desentendimiento entre las generaciones son comunes. Y si se repiten es porque el arte es como la ciencia: siempre está avanzando; el arte responde a la realidad, y esta cambia constantemente. No debe haber una verdad absoluta sobre el arte.

¿En serio crees que el arte es como la ciencia? Si fuera así, podríamos decir que un cuadro tuyo es mejor que uno de Rembrandt solo porque lo hiciste en el siglo XXI…No necesariamente, porque los logros científicos de los siglos pasados fueron tan importantes como los que se hacen hoy.

¿En el arte hay evolución?Sí, y constante. Una cosa es la evolución y, otra cosa, el valor que le das a cada eslabón de la cadena: para mí, todos los eslabones son importantes.

¿El ciudadano de a pie está más cerca de tu concepción del arte o de la de Szyszlo?La gente ya no lee a Goethe, mira Al fondo hay sitio y se emociona con ella porque le habla de su tiempo, de su hábitat, de lo que conoce. Con el arte contemporáneo reflexiona sobre su mundo, no sobre lo que se hacía hace siglos.

¿La escuela nos prepara para ver arte contemporáneo?Aquí falla el sistema, no solo la escuela. A Szyszlo le doy la razón en que hay cosas que están mal, pero eso no va por el lado de la producción artística, sino porque nos hemos acostumbrado a conseguir las cosas por nuestra cuenta, sin recurrir al Estado. Trabajamos el doble y, encima, nos falta espacio, porque hay obra importante que no se muestra al público. ¿A dónde irá? Al olvido. ¿En qué momento entrará a la historia? Los artistas jóvenes gozamos y sufrimos el Perú actual, pero nuestra visión no es parte del discurso oficial. Por eso me expreso.

¿Necesitamos una mirada, un discurso oficial?Sí, pero sin quitarles espacio a las miradas alternativas.

Has celebrado que concursos importantes hayan sido ganados por artistas provincianos. ¿No sería mejor celebrar que ganen los mejores sin importar de dónde vengan?Estamos en una etapa intermedia. Ojalá pronto dejemos de hablar de 'arte provinciano' y hablemos de arte en general por el mayor interés de la gente en otras culturas.

AUTOFICHA

- Tengo 38 años. Nací en Iquitos, vivo en Lima. Hablo como charapa cuando converso con charapas. El 'charapa' y el 'español' son dos idiomas distintos (risas).

- No solo es importante que el público y la crítica aprecien el arte popular, asháninka, provinciano, sino que el mercado lo asuma.

- El año pasado estuve en la Dirección de Cultura del INC-Iquitos. Fue bonito, tanto que siento que sigo allí. Salí porque sentí que afuera podía seguir trabajando por la cultura.