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Redacción PERÚ21

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Mónica Delta,Opina.21mdelta@peru21.com

Hay discusión jurídica si está bien o mal, pero coincido con la percepción generalizada de que "tanto fue el cántaro al agua, que terminó rompiéndose", aludiendo a la paciencia de Ollanta Humala, que fue colmada por la marihuana de Antauro y la carta en la que lo llamó "guachimán de Palacio". Sin embargo, no me detendré en este tema, a decir del mandatario "menudo", aunque en realidad lo puso contra la pared, y sobre el cual se seguirá hablando, sino sobre la reforma, de la que no se habla y por la que siguen excluidos muchos compatriotas, por obra y gracia de la mal llamada descentralización, que fue el peor pecado del gobierno toledista.

Desde 2005, el Perú crece más de 7% anual, hemos dejado de ser muy pobres para convertirnos en un país de ingresos medios. Las regiones en su conjunto disponen de cerca de 6,000 millones de soles para que sus pueblos tengan las mejores oportunidades de progresar, pero muchos de estos que se sienten 'reyezuelos', ni idea tienen de cómo gastar bien. En la mayoría de los casos, salvo honrosas excepciones, no tienen ni capacidad técnica ni de gerencia. Lo que es vergonzoso es que algunos de los presidentes de región usan los recursos de todos los peruanos para hacer política, y de la peor, pensando solo en cómo escalar en la próxima elección.

Para muestra, un botón. Las regiones que perciben ingresos adicionales por canon minero, como Áncash, Pasco y Cajamarca, son las que menor ejecución en proyectos de inversión tienen y son los presidentes regionales que más amenazan y sobre los que mayores acusaciones hay.

Mientras el Gobierno y el Parlamento no enfrenten este problema, seguiremos siendo un país de excluidos, con parcelas de poder, pero sin mirada de futuro.