Foto: Alberto Orbegoso.
Foto: Alberto Orbegoso.

Redacción PERÚ21

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Leyla Chihuán,CongresistaAutor: Gonzalo Pajares.

Está enamorada. Recibe flores y tarjetas de amor. Leyla Chihuán, excapitana de nuestra selección de vóley, es hoy congresista, y prefiere sus labores de representación que las puramente legislativas. Ah, la política le ha gustado y piensa dedicarse a ella… mientras sus electores lo permitan.

¿Ya te adaptaste al Congreso?Sí. Estoy contenta con mi chamba. Hay cosas que me resultan familiares, pero hay otras que me llaman la atención, que son muy diferentes a mi rutina anterior. Por ejemplo, cuando era voleibolista y jugaba en Europa, cada vez que regresaba al Perú me iba a provincias. Me llama la atención que, después de diez años, la situación de pobreza es la misma. El Perú está mejorando para los de arriba, los de siempre, pero sigue existiendo mucha gente desatendida, la violencia se mantiene.

¿Qué has visto?Hace un par de semanas, mi equipo y yo fuimos a Cusco, lugar que adoro, que me llena de energía, que siempre visito. Nos había llegado una serie de denuncias y queríamos saber si era verdad. Vimos una corrupción total en funcionarios y entidades. Discotecas y locales que funcionaban sin licencia, espectáculos de fuego peligrosos, destrucción de muros incas. Tuve mucha pena. Lo curioso es que cuando llegamos recién los fiscales se pusieron a trabajar.

¿Pero esas no son tareas municipales?Me meto porque la gente me escribe y me pide que intervenga. Muchas autoridades locales aprovechan esta circunstancia para decir que no todo es su culpa, para limpiarse. Estuve en Chumbivilcas, en Palpa Palpa, Quiñota, donde me reconocieron como voleibolista. La gente me agradecía porque nunca un político había ido a su comunidad. El pueblo tiene antena parabólica, Internet, pero no tiene carpetas ni computadoras; el sistema de alumbrado y los postes están instalados, pero no tienen luz. Dime, ¿se entiende o no su descontento?

¿Tu presencia les hará tener una mejor vida?Ojalá ayude. Yo sola no puedo, por eso recurro a empresas, a instituciones. Me han dicho que soy muy sensible, que esto no me va a ayudar como congresista. Me sorprendí porque tenía la imagen de ser dura. Yo no soy ni dura ni sensible, soy normal.

Esta faceta de tu labor parlamentaria te gusta…Sí, porque es muy fácil ser congresista de oficina, de curul. Nada cuesta ir, de lunes a miércoles, a las comisiones que te corresponden, y los jueves sentarte doce horas en el Pleno, pidiendo una intervención de un minuto que no siempre te dan. Esto es fácil, es huevo, pero yo les digo a mis colegas: "Ensúciate los zapatos, mira lo que pasa a tu alrededor y cumple con tu labor de representación". Si Ollanta no puede llevarle la luz a Palpa Palpa, hay que usar nuestras influencias para que esto se haga realidad.

¿Muchos congresistas se la llevan fácil?(Ríe). No lo sé, cada uno y su conciencia. Yo sé que hay muchos colegas que me sacan ventaja en iniciativas legislativas, pero en lo que me compete hago mis aportes.

¿Ya presentaste algún proyecto de ley?No, pero tenemos un paquete de proyectos para el deporte y la educación. De aquí al 2016 no va a ganar quien presente 200 proyectos de ley y le aprueben 15. Deberíamos preocuparnos en que las leyes se cumplan y las que están mal hechas se modifiquen.

¿Te piensas quedar en la política?Sí. Estoy convencida que se pueden hacer cosas bonitas, de provecho. Se dice que hay congresistas metidos en lobbies, pero por hacer obras de bien social –como 'Casa amiga', programa que lucha contra el trabajo infantil y la violencia contra la mujer en Lomas de Carabayllo– he ido a tocar las puertas de varias empresas. ¿Acaso no vale la pena tocar puertas por algo así? Eso sí, por mi oficina no pasan los cheques, todo va para los beneficiarios.

No necesitas ser congresista para ayudar a la gente…En mis siete meses de congresista he aprendido mucho, pero si estoy acá es para tener más contactos y poder ayudar. Muchos me dirán "lo tuyo es hacer leyes", y yo les respondo "¿por qué?". Yo lucharé por las leyes buenas. En 2016 haré un balance personal, laboral y político y ya la gente decidirá si me da otra oportunidad o me saca. Además, Keiko Fujimori, la líder de nuestro partido, hará un análisis de nuestra tarea y verá con quién de nosotros desea seguir contando…

Te imitan en los programas cómicos…Carlos Vílchez me saca muy achorada, atrevida y lisurienta, pero no sabe que yo solo era así en el campo. Ah, pero sí es verdad que tengo más barrio que él (ríe).

¿Ganas bien en el Congreso?Ganaba bastante más como jugadora de vóley. Igual, no me quejo… aunque hay meses que la plata no me alcanza.

AUTOFICHA

- Me han dicho que soy muy sensible, que esto no me va a ayudar como congresista. Me sorprendí, pues tenía la imagen de ser dura. Ni dura ni sensible, soy normal.

- Mi barrio es difícil y jodido, pero mis padres y mis hermanos siguen luchando. Así como lo hice yo, siguiendo su ejemplo.

- Por el vóley tengo un público ganado. Con las otras voleibolistas congresistas –Gaby Pérez, Cenaida Uribe, Cecilia Tait– me llevo bien. A su lado soy la chibola (ríe).